¡El oro se lleva el primer round como reserva de valor, pero espera a ver si Bitcoin no da la sorpresa!

¡El oro se lleva el primer round como reserva de valor, pero espera a ver si Bitcoin no da la sorpresa!

Desde la Segunda Guerra Mundial no veíamos tantas broncas armadas en el mundo como ahora. Hay nada menos que 61 conflictos con al menos un país metido, la cifra más alta desde 1946, o sea, en casi 80 años. De esos, 11 se pueden llamar guerras de verdad, porque causan más de 1000 muertos por peleas. En pocas palabras, estamos viviendo una época bien intensa, llena de miedo e incertidumbre que no se veía hace décadas.

Con este rollo, no sorprende que el oro esté por los cielos, ¡en niveles récord y subiendo como loca! En lo que va del 2025, su precio aumentó un 60%, llegando a 4,250 dólares la onza. Y no estamos hablando de cualquier cosa; es un gigante que vale 30,000 billones de dólares. Incluso el Bitcoin, que es bien volátil, solo ganó un 5% más que el oro este año.

¿Y por qué tanta locura por el oro? Bueno, además de las guerras, se suman otras broncas como la guerra de aranceles que empezó Trump con China, la expectativa de que bajen las tasas de interés en medio del déficit, y hasta el cierre del gobierno en EUA. Todo esto hace que la gente corra a buscar algo seguro. Ken Griffin, un jefe de un fondo mega grande, dice que los capitales se están moviendo para dejar de depender tanto del dólar y evitar riesgos con EUA.

En los primeros seis meses de 2025, los bancos centrales compraron 415 toneladas de oro, con Polonia, China y Turquía liderando la lista. Pero la demanda real viene de inversionistas e instituciones que compran barras, monedas y ETFs, ya que juntos superan en casi mil toneladas las compras oficiales. Quieren asegurar su lana con algo que aguante el temblor.

Si echamos un ojo al oro y al Bitcoin, aunque no suelen ir de la mano, en este momento de incertidumbre parecen acercarse. Pero todavía es muy pronto para decir que andan bien sincronizados.

Desde hace años, pero sobre todo después de la mega impresión de dólares en la pandemia, la onda con Bitcoin es que es una buena reserva de valor, algo así como oro digital y protección contra la inflación. Por eso, muchos inversionistas grandes ya lo ven como algo para guardar a largo plazo.

No solo BlackRock, el mayor gestor de activos del mundo, lo dice. También Fidelity lo llama “oro exponencial”, VanEck lo ve como reserva global, Ray Dalio lo compara con el oro para protegerse contra deuda, y hasta el Departamento del Tesoro de EUA le dice “oro digital”. Muchos peces gordos están poniendo pilas en Bitcoin.

Pero no todo es color de rosa; todavía hay un buen grupo que ve a Bitcoin como un activo bien arriesgado, sobre todo porque su correlación con el mercado de acciones gringas anda alta desde septiembre del 2024. Esto quiere decir que muchos lo ven como si fuera una acción tech, no como refugio seguro.

Entonces, Bitcoin está en un punto medio: ni totalmente arriesgado ni totalmente refugio. Y lo que haga el oro puede marcar la dirección que tome.

Según JP Morgan, Bitcoin y oro están en una pelea al estilo “suma cero”, para ver quién gana la corona como inversión segura. Ellos creen que Bitcoin puede tomar la delantera este año, porque tiene factores únicos que lo empujan para arriba.

VanEck también apuesta por Bitcoin, dice que su adopción y tecnología lo hacen fuerte frente al oro, y que sus clientes están más interesados en Bitcoin que en oro. Pero ojo, mucha de esta demanda puede venir del deseo de especular más que de buscar seguridad. En tiempos de miedo, esos detalles cuentan para decidir dónde meter la lana.

Aunque el precio de Bitcoin ha crecido un poco más que el oro en 2025, hay algo importante: la capitalización del oro es trece veces más grande que la de Bitcoin. O sea, el oro es gigante y necesita muchísimo dinero para mover su precio.

Si comparamos el dinero que ha entrado en ETFs, en Bitcoin han metido 30 mil millones este año, pero en oro han invertido 64 mil millones, más del doble. Esto significa que, aunque Bitcoin suena fuerte, el oro todavía lleva la delantera en la carrera de dónde se guarda el valor.

Pero si Bitcoin no existiera, la inversión en oro sería aún más gorda. Es la primera vez en la historia que el oro tiene competencia real, y en apenas 16 años, Bitcoin le arrebató hasta casi la mitad del interés en inversión.

Y así como el oro compite ahora en su buen momento, también será la primera vez que compite en un momento difícil. Porque los precios no solo reflejan números, también muestran cómo piensa la banda. En crisis, la gente se asusta y suben los precios; cuando se calman las aguas, los precios bajan.

Recordemos que cuando Nixon rompió con el patrón oro, el precio se voló porque había mucha incertidumbre. Después, en los 80, subieron las tasas de interés y el oro bajó porque el dólar quedó fuerte otra vez.

En los 80 y 90, el oro estuvo calmado, porque había prosperidad y confianza con la tecnología. Pero en los 2000, con la burbuja puntocom, el 11-S y la crisis financiera, todo cambió: el oro subió porque empezó la incertidumbre y también la impresión de dinero.

Luego, entre 2012 y 2018, la economía mejoró, el interés por el oro bajó y las acciones subieron. Antes de este mega impulso, el oro ya había dado un peak histórico en la pandemia por la inflación y la desconfianza en el dólar, que también se usa para sancionar países y eso hace que se busquen opciones nuevas.

Sabemos que esta crisis actual va a pasar, pero no sabemos cuándo ni cómo. Algunos, como el analista de Credit Suisse Zoltan Pozsar, creen que estamos entrando a un nuevo orden mundial, uno que puede durar más y ser más profundo que las crisis anteriores.

Mientras tanto, la pelea entre oro y Bitcoin seguirá a todo lo que da. En nuestra opinión, cuando esta tormenta pase y la burbuja del oro reviente, Bitcoin será el que salga más beneficiado.

Aunque últimamente han impreso una chorro de dinero, la lana no es infinita. Los inversionistas tienen que decidir dónde ponerla. Hasta ahora, cuando toca refugiarse, el oro gana más puntos. A corto plazo y en esta etapa de cambio de narrativa, parece lógico. Pero a la larga, quién apostó en Bitcoin podría llevarse la mejor parte.

Hoy Bitcoin está en uno de sus momentos más impredecibles. La entrada de nuevos jugadores grandes como fondos ETF, tesorerías de empresas y algunos países que quieren acumular a largo plazo pone en duda que sigamos con los ciclos de cuatro años de auge y caída que conocíamos. Esto podría hacer que Bitcoin se estabilice más, lo que ayudaría a que deje de verse como activo riesgoso y se consolide como reserva de valor.

En ese escenario, cuando la economía y la política estén más tranquilas, el oro ya no llamará tanto, pero Bitcoin seguirá creciendo y entrando a las manos de inversionistas con lana pesada, incluso gobiernos.

Pero por ahora, el oro sigue siendo rey porque lleva milenios siendo dinero. Eso pesa mucho. Aunque Bitcoin tenga mejores cualidades tecnológicas —se puede programar, es portable, divisible y fácil de verificar— la mayoría todavía lo ve con respeto, pero con cuidado, y más como riesgo que como refugio.

La tradición gana por ahora, pero es probable que en el largo plazo la tecnología más chida y avanzada se quede con la corona. La transición de oro a Bitcoin va a ser cada vez más clara, con más gente, empresas y países entrando al juego.

Así que, agárrense, porque la batalla entre el oro y el Bitcoin apenas empieza, y quién sabe quién será el campeón. Pero seguro va a ser un duelo bien intenso y emocionante.

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