¡Bitcoin deja su huellita en el Nobel junto a María Corina Machado!

El Comité Noruego del Nobel dio la sorpresa el 10 de octubre de 2025 al anunciar que María Corina Machado, opositora venezolana, se llevó el Premio Nobel de la Paz. La distinguida institución destacó su chamba constante por defender los derechos democráticos en Venezuela y su lucha para cambiar la dictadura por una democracia chida, todo esto en medio de un mundo donde la democracia anda de capa caída.
La entrega del premio, que será en diciembre de ese mismo año, podría tener una sorpresita: bitcoin podría asomar la cabeza en el evento.
Para María Corina, el Bitcoin es como el oro de antes, un refugio para que el gobierno no pueda andar haciendo lo que se le antoje con la lana de la gente. Como dijo en una charla con el defensor de derechos humanos Alex Gladstein en septiembre de 2024, ella propone usar bitcoin como un activo estratégico para sacar a Venezuela de su crisis económica. Aunque no pudo hacer funcionar su plan porque no logró llegar al poder, su idea prendió un debate mundial sobre cómo las criptomonedas pueden ayudar a países en apuros.
En las elecciones presidenciales de Venezuela en 2024, María Corina siguió moviendo las aguas apoyando a Edmundo González, aunque ya estaba “inhabilitada” políticamente. Cuando el Consejo Nacional Electoral (CNE) soltó los resultados a escondidas, sin mostrar las actas oficiales, ella no se quedó callada. Puso en línea más de 24,000 actas electorales, usando la onda de la descentralización para que la gente pudiera checar y confirmar la información, algo bien diferente al control centralizado que siempre han tenido.
Las actas que subió tenían un código llamado hash, que es un rollo matemático que cambia cualquier dato en un código seguro y único. Este truco es la base de la tecnología que hace que Bitcoin sea muy difícil de hackear o manipular.
La descentralización —que es mover el poder lejos de un solo lugar para que todos tengan voz— es lo que le dio vida a Bitcoin, la moneda digital creada por un misterio llamado Satoshi Nakamoto en 2009. Esta forma de hacer las cosas podría cambiar los juegos en países con sistemas políticos siempre en problemas.
Por esa lucha, María Corina tuvo que enfrentarse a persecuciones. Edmundo se fue a vivir a Madrid, pero ella decidió quedarse en Venezuela, aunque en secreto. El Comité Noruego vio en eso un acto valiente que inspiró a millones.
La crisis en Venezuela es bien gacha desde 2016. La inflación está por las nubes, más del 8,000%, y la moneda local, el bolívar, cada día vale menos. Los salarios no alcanzan ni para un taco, como dice Machado, y fue por eso que vio en Bitcoin una esperanza para la libertad financiera, no solo en Venezuela, sino para el mundo entero. Aunque no se ha dicho bitcoiner, ella entendió el potencial de esta moneda sin políticos ni bandos.
Bitcoin se ve como un símbolo de libertad financiera porque no pertenece a nadie y no tiene ideologías. Su red es limitada —solo hay 21 millones—, así que no se puede crear dinero de la nada como hacen los gobiernos, y eso ayuda a evitar guerras y desmadres que se financian con dinero inflado.
Adam Livingston, un defensor de Bitcoin, dice que el poder del dinero es poder político. Cuando un gobierno puede imprimir billetes sin límite, puede hacer mucho daño sin que la banda se dé cuenta hasta que le caen los impuestos. Bitcoin quiere cambiar esa dinámica y hacer que la gente pueda ahorrar y planear a futuro sin pensar que su lana se va a desbaratar por culpa de la inflación.
En países como Venezuela o con el dólar que ha perdido su valor con los años, el dinero tradicional ha fallado. Por eso, ya hay iniciativas para que países usen Bitcoin como reserva para protegerse de la inflación y ganar estabilidad en un mundo que anda medio volado.
Así que ya sabes, la historia de María Corina y Bitcoin no solo es política, también es una historia de lucha, tecnología y esperanza para quien quiera tener el control de su dinero y su destino.
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