¿Se viene la altseason? No creerás lo que revelan estas noticias explosivas

La onda de la blockchain ha querido desde hace rato armar su “ciudad ideal”, donde el código es la ley y todo chido con las criptos. Pero pues la realidad pegó duro: leyes, reglas chuecas y expectativas demasiado locas han hecho que estos sueños a veces se queden en puro cuento.

Por años, los soñadores han intentado armar comunidades con blockchain. Algunos se han puesto serios, usando esta tecnología para registrar tierras, pero otros han querido construir ciudades enteras que solo funcionen con blockchain y cripto.

Un ejemplo que prendió la polémica fue el plan que se rumoró de Donald Trump para armar una “Riviera de Gaza” en la Franja de Gaza, un lugar conflictivo donde querían usar un token para conseguir lana y mover la inversión en bienes raíces.


El crucero MS Satoshi y su naufragio legal

Desde hace tiempo, varios locos han querido vivir libres en el mar: piratas, actores, y hasta el fundador de Scientology. En 2020, tres cracks de Bitcoin compraron un crucero enorme, el Pacific Dawn, para convertirlo en una ciudad Bitcoin flotante frente a Panamá. La idea era que nómadas digitales y fans de las criptos vivieran ahí sin que los gobiernos les metieran mano.

El barco tenía de todo: restaurantes, albercas, gimnasio… y podías minar criptomonedas ahí mismo. Todo se pagaba con Bitcoin y no había autoridades aplastantes.

Pero la cruda: los inversionistas no alcanzaron a poner la lana suficiente, el combustible costaba una barbaridad y la pandemia hizo imposible la logística. Además, las regulaciones marítimas les sacaron el trapito al sol, y en diciembre de 2020 vendieron el barco.


La Riviera de Gaza… ¿y tokens para reubicación?

En agosto, salió la nota de que la administración Trump quería levantar un plan para “reconstruir” Gaza con proyectos de alta tecnología y una “Riviera turística de Trump”. Entre mil ideas, querían hacer un programa donde los palestinos “voluntariamente” entregarían sus tierras a cambio de tokens que les darían acceso a reubicarse o vivir en alguna de las “ciudades inteligentes” planeadas.

Pero no todos están felices. Expertos de la ONU dijeron que esto es solo una cortina para agendas militares y políticas que violan las leyes internacionales.


Liberland: La micronación rebelde en el Danubio

En 2015, un político checo se lanzó a clamar un pedazo de tierra abandonado en el río Danubio, que ni Croacia ni Serbia querían por cómo cambió el cauce del río. Lo llamó Liberland y se auto proclamó presidente.

Esto llamó la atención de los fans de las criptos porque sacaron su propia moneda, Liberland Dollar, y prometieron un gobierno minimalista con reglas bien relajadas.

Pero tanto Croacia como Serbia no lo respetan, y el chavo fundador ha tenido broncas con la policía croata que le prohibió entrar por cinco años por “actividades extremistas”.


CityDAO: Construyendo la ciudad cripto en Wyoming

Durante la pandemia, el hype por blockchain creció y Wyoming se puso chido creando leyes para reconocer a las DAO (organizaciones autónomas descentralizadas). En 2021, Scott Fitsimones y su equipo empezaron CityDAO, que buscaba comprar tierra y construir una ciudad en blockchain.

Vendieron NFT llamados “Citizen NFTs”, y hasta Mark Cuban y el CEO de Coinbase se subieron. Consiguieron $8 millones para comprar 40 acres en Wyoming.

Pero la comunidad tuvo debates porque la mayoría quería dejar la parcela como área natural. También hubo un hackeo que les robó $95,000, lo que afectó la confianza. Además, las leyes locales solo permiten una casa unifamiliar ahí, así que no podían construir mucho.

Aunque lograron hacer legalmente la DAO, su sueño de la ciudad cripto quedó corto.


Akon City: El futuro funky que se quedó en promesa

Akon, el cantante con raíces en Senegal y EE. UU., anunció en 2018 que lanzaría la criptomoneda “Akoin” para apoyar a creativos africanos. En 2020 dijo que Akoin sería la moneda de su mega proyecto Akon City en Senegal.

El plan era brutal: 6 mil millones de dólares para un ciudad inteligente con hospital, universidad y rascacielos. Pero la pandemia paró todo, y para 2024 sólo el centro de bienvenida estaba a medias. El precio de Akoin se cayó y el gobierno exigió que construyera o regresara la tierra. En 2025, el proyecto fue oficialmente cancelado.


Blockchains LLC y su ciudad secuestrada en Nevada

En 2021, una empresa llamada Blockchains LLC compró un terreno enorme en el desierto de Nevada para construir una ciudad blockchain donde todo se pagaría con cripto y los datos vivirían “onchain”.

Pensaron empezar con 15,000 casas y miles de metros cuadrados para negocios. Pero el problema fue el agua: la fuente propuesta estaba a kilómetros de distancia y para traerla habría que hacer un mega lío legal con tierras federales y consideradas sagradas para indígenas.

Además, querían cambiar la ley de Nevada para ser una “zona de innovación” con poder de gobierno, cobro de impuestos y todo. Eso no gustó a los políticos ni al pueblo, y no lograron avanzar. Qué chafa.


Liberstad, Noruega: La comuna anarquista que sí la hizo

En 2015, en Noruega dos tipos fundaron Liberstad, una comunidad basada en ideas anarquistas y voluntarias para armar un lugar tranquilo y libre. Compraron tierra vía donaciones y empezaron en serio en 2017.

Aquí todo se paga con City Coin, una moneda cripto propia desde 2019, y han desarrollado tecnología blockchain para su economía. No es gigante, pero es un éxito comparado con otros proyectos locochones.


Así que la historia de las ciudades blockchain está llena de éxitos a medias, caídas y rollos legales, pero también de ganas de cambiar el mundo a su manera, aunque sea poco a poco.

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