¡Ya puedes comprar casas con cripto en Argentina y te vas a sorprender cómo!

¡Ya puedes comprar casas con cripto en Argentina y te vas a sorprender cómo!

Zachary Kelman piensa así:

No, la Ley GENIUS no es ningún milagro que quite el control del gobierno sobre la lana. No hace que Bitcoin sea libre de impuestos ni le da carta abierta a las finanzas descentralizadas (las famosas DeFi). Tampoco es un plan secreto para imponer una moneda digital del gobierno al estilo apocalíptico, y eso sí que es porque incluye reglas anti-CBDC bien claras. Así que no, no pasa nada de eso.

Lo que sí hace la Ley GENIUS y por lo que deberíamos echarnos un buen taco de celebración, es romper el control chueco que unos cuantos bancos y reguladores poderosos han tenido sobre cómo se mueve el dólar en todo el mundo por décadas. Se acabó su monopolio de decidir quién puede usar dólares “limpios” y les pone la cuesta más empinada para vigilar y controlar cómo usamos ese billete, y si ellos lo ven como que nos desviamos de sus planes de Washington o Wall Street.

Esta ley es la primera fisura chida que pone un alto a un sistema que ya iba camino al autoritarismo con el dinero. Aprovechándose del auge de las stablecoins, desvía el rollo financiero de Estados Unidos de un control súper estricto hacia un camino —aunque nada perfecto— un poco más libre y con acceso global a una moneda todavía estable y usada en el mundo.

Claro, hay banda que solo quiere que las criptos sean la solución mágica, pero para entender bien esta ley hay que darle un ojo a la historia de las criptomonedas y la banca, no solo hacer berrinche en redes sociales.


El sueño cripto

Cuando me largué de las finanzas tradicionales para entrarle al mundo cripto hace más de diez años, tenía dos ideas claras: el “Sueño Cripto” y la “Pesadilla Cripto”. El sueño era que Bitcoin y las demás criptos fueran el nuevo billete chido para la gente, sobre todo para quienes no tienen acceso al dinero fácil, como un servicio público que impulsa el progreso y mejora vidas. Para que eso sucediera, Bitcoin tenía que ser libre y descentralizado, sin que los reguladores metieran las manos ni que los bancos y grandes peces lo usaran para mantener el control y la vieja forma de hacer las cosas.

Si ese sueño se hacía real, cualquiera podría usar su lana con quien quisiera, sin que nadie devaluara su dinero, lo espiara o le dijera qué hacer con él.


La pesadilla cripto

Pero la otra cara, la pesadilla, era que los gobiernos y bancos usaran Bitcoin y las blockchains para vigilarlo todo y así acabar con cualquier libertad financiera. Eso fue lo que el CEO de BlackRock, Larry Fink, dijo en 2017: soñaba con “una moneda digital global” donde “todo se supiera, todo se controlara”, para eliminar el lavado de dinero de raíz.

Esto puede sonar a novela de paranoia, pero no está tan lejos de la realidad. La ley financiera en EE.UU. ha ido creciendo con reglas para vigilar cada movimiento de la gente —desde la Ley de Secreto Bancario de 1973 hasta la Ley PATRIOT— y con eso le dieron a los bancos el poder de controlar qué hacemos con nuestro dinero. En la época de Obama, el gobierno machacó tanto a ciertos negocios (aunque legales) que los bancos dejaron de darles servicios, a prestamistas de día de pago, casas de empeño, sitios de contenido para adultos y hasta comerciantes de monedas digitales.


La batalla cripto

Ya se sabe que bajo el operativo “Chokepoint 2.0” la raza cripto fue cacería, y como lo documentó Pirate Wires o lo dijo Brian Armstrong de Coinbase, todo era para intentar acabar con las criptos ilegalmente. Pero ese show no duró tanto como se esperaba. El cabildeo se puso fuerte, algunos jueces le pararon la mano a Gary Gensler, jefe de la Comisión de Valores, y se logró aprobar un ETF de Bitcoin. Y lo más importante: las stablecoins en dólares crecieron justo cuando el dólar, como moneda líder, estaba perdiendo poder por primera vez en la vida moderna. Por fin, los grandes de la política y las finanzas tuvieron que ceder.

Mientras China y los BRICS trataban de quitarle fuerza al dólar, las stablecoins frenaron ese plan, haciendo que esos países buscaran crear sus propias monedas digitales de Estado para competir. A pesar de la deuda y el gasto descomunal por la pandemia, las criptomonedas siguieron creciendo y distribuyendo dólares digitales por todo el mundo.

Después, en 2022, cuando EE.UU. puso las sanciones a Rusia por la invasión a Ucrania, evidenció que el control financiero gringo no es tan invencible como creían. El poder del dólar y sus bloqueos no son la bala de plata que solían pensar.


Contra el imperialismo financiero

La Ley GENIUS le dio un buen golpe a ese imperialismo financiero gringo, pasando el poder de los bancos a las stablecoins para cerrar la brecha en intereses y frenar la desdolarización. Por ejemplo, cuando la senadora Elizabeth Warren quiso que los emisores de stablecoins revisaran todas las transacciones directito en la cadena (on-chain), la senadora Kirstin Gillibrand se puso fúrerrima porque decía que así mataban a la industria antes de que creciera. Para ella, la prioridad era mantener fuerte al dólar, no tanta vigilancia.

Quizá no fue un despertar para darle más libertad al dinero, sino un reconocimiento de que ya no pueden controlar todo. Que las sanciones y controles ya no pesan tanto. No es el sueño cripto, pero quizás es el fin de la pesadilla cripto, salvo que cambien los vientos y los peces grandes que ahora tienen el mando decidan otra cosa.

Por ahora, lo que tenemos es más acceso a dólares y más acceso a las criptomonedas.

Al menos hasta las próximas elecciones.


Zachary Kelman, para que sepas qué onda.

Este texto es para que te enteres nomás, no es consejo legal ni de inversión. Las ideas aquí son del autor y no necesariamente reflejan a Cointelegraph.

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