¡Increíble! Minero solitario golpea la lotería de Bitcoin con un bloque que casi nadie esperaba: ¡1 en 800 al día!

Un minero solito de Bitcoin se aventó el tiro y encontró el nonce ganador que le permitió cerrar el bloque 910440, minado el 17 de agosto. Esto lo hizo desde el servidor Solo CKpool y, ¡pum! se llevó una lana de más de 370,000 dólares.
El bloque tuvo tasas que fueron desde 0 hasta 301 satoshis por vByte. En total, juntaron como comisión 0.012 BTC, que en ese momento eran unos 1,454 dólares.
Además, el subsidio fijo que da Bitcoin por resolver el bloque fue de 3.125 BTC.
Kon Colivas, quien es el mero mero de Solo CKpool, explicó que el minero tenía un poder de hash de 9 petahashes por segundo (PH/s). En sus palabras: “Un minero con esa potencia tiene como 1 en 800 de chance de cerrar un bloque cada día”.
Aunque 9 PH/s suene a mucho, apenas es el 0.00092% del hash total del Bitcoin, que estaba en 977 exahashes por segundo (EH/s) cuando se escribió esto.
Ojo, juntar esos 9 PH/s no es cualquier cosa; para hacerlo necesitas una infraestructura bien pásequera. Más o menos, se necesitarían unos 10 equipos Bitmain S21e XP Hyd 3U, que van en 860 TH/s cada uno.
Otra forma de verlo es que serían como 39 unidades del modelo S21 Pro, que hace 234 TH/s, o hasta 82 máquinas S19 Pro de 110 TH/s cada una. No es juego chavo.
Con esto puedes ver la lana y recursos que se necesitan para que un minero solo le entre a competir en la red grande de Bitcoin, aunque sea poquito.
Estas historias nos recuerdan que la minería de Bitcoin depende del azar. Todos los equipos andan buscando encontrar ese hash que cierre un bloque, y aunque los más grandes tienen más chances por tener más poder, a veces un minero solito también se la rifa y gana.
Estos rollos ya han pasado antes y CriptoNoticias los ha reportado, pero son la excepción y no la regla. ¿Por qué? Porque la minería está bien concentrada en grandes pools y mega granjas que tienen casi todo el poder de cómputo y, por eso, se llevan la mayoría de las recompensas.
Así que de vez en cuando, un minero solitario se avienta la suerte y se saca la lotería. ¡Que viva el que se la juega!
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