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Un hacker que ahora es defensor de la ciberseguridad alerta que casi nadie en el mundo cripto está viendo la amenaza real que llega con la computación cuántica.

David Carvalho, CEO de Naoris Protocol, empezó a hacer hacking desde los 13 años. Al principio, se entretenía mandando correos spam para atraer trabajos y llamar la atención de los jefes. Con el paso del tiempo, esa curiosidad lo llevó a trabajar formalmente en ciberseguridad, pero ahora usando sus habilidades para proteger sistemas, no para romperlos. Hoy en día, está construyendo sistemas que puedan resistir los ataques de la computación cuántica en redes descentralizadas y dice que las bases criptográficas de blockchains como Bitcoin y Ethereum ya están bien viejitas y vulnerables.

“La criptografía que usan casi todas las cadenas es débil, igual que la del resto del mundo. La computación cuántica va a acabar con todo, como un meteorito con los dinosaurios”, dijo Carvalho en una entrevista.

Aunque los desarrolladores de Bitcoin y otras cadenas creen que todavía hay tiempo para reaccionar, la ventana para ponerse las pilas se está cerrando rápido. Ya hay proyectos para crear firmas más resistentes a la tecnología cuántica, pero Carvalho asegura que falta mucho para que se adopten masivamente y se les tome en serio.

Por años, el rollo de que las computadoras cuánticas podrían atacar Bitcoin parecía pura ciencia ficción, pero la realidad está cambiando. Gobiernos y grandes empresas ya están preparando lo que llaman “recoger ahora, descifrar después”: guardan datos cifrados con la esperanza de descifrarlos cuando la tecnología cuántica sea lo suficientemente potente.

Institutos como el NIST en Estados Unidos llevan desde 2022 advirtiendo que hay que actualizar los algoritmos a versiones resistentes a la computación cuántica. Incluso la Casa Blanca le pidió a la NSA que aconseje a los contratistas del gobierno para cambiar a esta criptografía poscuántica antes de 2035.

Aunque hoy la tecnología cuántica no puede romper la seguridad de Bitcoin ni sus firmas digitales, Carvalho cree que los avances pueden ser abruptos, sobre todo si se combinan con la inteligencia artificial. Tanto grupos estatales como hackers ya están acumulando bases de datos cifradas esperando el momento para usarlas.

“Los adversarios que recogen datos de blockchain no quieren atacar ahorita, sino crear la materia prima para un ataque en el futuro. Cuando la tecnología esté lista, podrán desbloquear secretos de años en minutos”, explicó.

A pesar de estas alertas, la mayoría en la comunidad de Bitcoin no se espanta y no hay un pánico generalizado por la amenaza cuántica.

La criptografía actual de Bitcoin aún se ve fuerte contra las máquinas cuánticas que existen hoy. Los desarrolladores están probando defensas nuevas como BIP-360, que propone direcciones resistentes a la cuántica. El proyecto de Carvalho, Naoris, también trabaja para ayudar a que las cadenas de bloques den el salto a la nueva era poscuántica.

Pero ojo: Carvalho dice que el verdadero peligro no es solo que la computación cuántica pueda romper claves con fuerza bruta, sino la combinación de computación cuántica con inteligencia artificial. Juntas pueden hacer ataques sigilosos que destruyan la seguridad de forma silenciosa y precisa, sin hacer ruido ni dejar pistas.

“Todos esperan una cuenta regresiva que nunca llegará. No vas a saber que una billetera vieja fue hackeada, solo verás que el dinero se movió y nadie sabrá cómo ni quién lo hizo”, advierte.

La IA ya se usa para proteger sistemas, detectar ataques y revisar contratos inteligentes. Pero en manos equivocadas, podría ayudar a buscar errores en las billeteras, simular respuestas y adaptarse al comportamiento de la red en tiempo real. Con una computadora cuántica capaz de romper firmas privadas, se abriría paso a lo que Carvalho llama un “colapso silencioso”.

“No es solo robar monedas. Se trata de romper la confianza sin que nadie se dé cuenta. Podrían caer cadenas enteras, falsificar decisiones y nadie sabría quién o cómo lo hicieron”, dice.

Actualmente, cerca del 25% de Bitcoin está almacenado en direcciones más viejas, que son más vulnerables a ataques con tecnología cuántica.

Además, ya se han encontrado vulnerabilidades en bibliotecas criptográficas usando IA, que los métodos tradicionales no detectan. Con los enemigos juntando datos cifrados de forma anticipada, el terreno para una brecha sistémica podría estar listo.

Carvalho insiste en que ese sería el verdadero desastre para Bitcoin, no algo dramático, sino una erosión lenta y silenciosa de la confianza que sostiene todo.

Aunque Bitcoin es descentralizado en teoría, en la práctica depende mucho de infraestructura centralizada: plataformas en la nube, grupos de minería y redes de validadores que son puntos débiles que alguien con tecnología cuántica podría explotar. Si un solo proveedor de nube que aloja muchos nodos se ve afectado, puede peligrar toda la red.

“La descentralización suena chido en papel, pero si todos usan unas pocas redes o confían en las mismas APIs, el juego ya está perdido”, dice Carvalho.

La amenaza cuántica también puede aprovechar sistemas antiguos y confianza mal puesta.

Ya hay proyectos que se mueven. Naoris se basa en marcos de seguridad nacional para crear sistemas descentralizados pensados para el mundo poscuántico. Otros trabajan en rollups resistentes, nuevos formatos de claves y mejoras de protocolo para Bitcoin.

La amenaza está cerca, pero la respuesta también crece. Lo que falta saber es si la comunidad cripto abrirá los ojos antes de que sea demasiado tarde.

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