¡Increíble alianza explosiva! DBS, Franklin Templeton y Ripple unen fuerzas para revolucionar el trading y los préstamos con XRP Ledger

El sistema financiero mundial ha estado por siglos agarrado de la mano con los bancos tradicionales. Estos lugares con esas oficinas bien grandotas y llenas de papeleo han sido los guardianes de nuestra lana, los que nos ayudan a hacer pagos y los que prestan y permiten invertir. Pero en los últimos años, un cambio bien chido ha empezado a mover ese cimiento: la “desbancarización”. No es un choque fuerte, sino más bien un movimiento lento, bien sigiloso, gracias a la tecnología. Ahora no solo es gente que no puede entrar al banco, sino personas que sí pueden, pero deciden salirse o usar menos el banco para probar cosas digitales nuevas.
La llegada de las criptomonedas y las fintech (esas empresas tech que hacen servicios financieros) ha abierto la puerta para que cualquiera pueda usar servicios que antes solo eran para los bancos. Por ejemplo, ahora mandar dinero a otro país es rápido y barato. También puedes invertir en cosas digitales desde tu cel sin broncas. Y los préstamos ya no siempre tienen que pasar por el banco pesado de toda la vida; las nuevas formas son más flexibles e inclusivas. Así, poco a poco, más gente empieza a darle la espalda al banco tradicional.
Cuando se dice “no bancarizado”, se piensa en personas que no tienen acceso a bancos por falta de documentos, costos o porque viven donde no hay sucursales. Pero la desbancarización es diferente: son personas que sí pueden ir al banco, pero prefieren otras opciones porque les funcionan mejor y son más fáciles.
Los bancos, con su rollo anticuado y lento, batallan para ponerse al día con esta era digital. Las comisiones que te cobran, el tiempo que tardan para darte un préstamo y sus apps confusas han sacado de onda a muchos jóvenes que quieren todo rápido y transparente. Las fintech aprovecharon eso y crearon productos pensados para nosotros, los que vivimos pegados al celular. Desde billeteras digitales que te dejan pagar en un segundo, hasta préstamos que puedes sacar sin pararte de tu casa, estas empresas muestran que el futuro de la lana no tiene que depender de los bancos viejos.
Las criptomonedas van un paso más allá. Son como una alternativa sin jefes ni jefes centrales, donde no necesitas un banco en medio para hacer tus movimientos. Para los que ya no creen en los bancos después de broncas pasadas o quieren más control sobre su billete, las criptos son una buena opción. Puedes hacer transacciones directas, sin que nadie valide o procese. Esa libertad mola mucho, sobre todo en países con bancos medio inestables o donde la inflación se come la lana.
Pero ojo, no todo es color de rosa. Los bancos, aunque tengan sus errores, están bien regulados. Tu dinero está protegido, hay controles para evitar que se lave dinero y existen reglas para defender a los clientes si un banco se va a la quiebra. Las fintech y las criptomonedas, en cambio, aún andan tanteando el camino, sin tanta supervisión.
Esto significa que, si una app falla o un exchange de criptos es hackeado, la banda que usa esos servicios puede quedar sin mucho qué hacer. Esa descentralización que es lo padre de las criptos también quiere decir que nadie responde si algo sale mal. Entonces los usuarios ganan libertad pero se arriesgan más. La desbancarización es más que cambiar de servicio, es cambiar la forma de pensar: prefieren tener el control y rapidez, aunque pierdan algo de seguridad.
Aunque mucha gente piense que la desbancarización pone en jaque a los bancos, tal vez al final no sea tan grave. La onda puede ser que las fintech y cripto no vengan a tumbar a los bancos, sino a empujarlos para que se pongan las pilas.
Los bancos ya se ven en la necesidad de innovar, bajar costos, mejorar sus servicios y enfocarse más en lo que el cliente quiere. La competencia con las fintech los hace repensar su negocio y usar tecnología más novedosa. Quizá en el futuro los bancos no se vayan a ir, sino que se vuelvan la base segura y regulada para que las nuevas empresas puedan chamear mejor. Así, la desbancarización no sería un problema, sino un chance para que el sistema financiero crezca, se vuelva más justo y se adapte a lo que queremos hoy.
Por ejemplo, en Bolivia ya dijeron “sí” a las criptomonedas, lo que muestra cómo el mundo financiero se está expandiendo y dejando atrás el modelo único y controlado por unos cuantos. Ahora cada quien puede usar distintas herramientas para manejar su lana a su estilo. Puedes tener una fintech para hacer pagos al tiro, una app para invertir en pedacitos de acciones y una billetera de criptomonedas para guardar otra parte del dinero. Ya no dependemos de un solo lugar para todo.
Esta variedad le da un poder bien chido al usuario. La competencia entre bancos y nuevos jugadores obliga a mejorar, a hacer las cosas más eficientes y a estar al tiro con lo que quiere la gente. El sistema financiero se vuelve más grande pero también más personal, accesible y adaptado a nuestras vidas. Ya no somos solo burócratas que depositan su dinero; nos volvemos los jefes de nuestras finanzas, eligiendo lo que más nos conviene y nos hace felices.
Respuestas