¡Ciudades blockchain en crisis! ¿Por qué todo es puro relleno y nada funciona?

La industria del blockchain lleva rato buscando armar su “ciudad ideal”, una comunidad donde el código es la ley y todo funcione en base a la tecnología blockchain. Pero la neta, no siempre les sale bien. Las leyes, las expectativas muy arriba y un chorro de problemas más hacen que esos proyectos fallen desde el inicio.

Desde hace años, unos fundadores bien clavados en la idea han tratado de construir estos rollos blockchain. Algunos se enfocaron en cosas más reales, como usar blockchain para registrar tierras, otros se lanzaron a la loca aventura de crear ciu-dades enteras que funcionaran solo con criptomonedas.

Un ejemplo reciente, y medio polémico, fue el supuesto plan del presidente gringo Donald Trump para hacer una “Riviera de Gaza”, una ciudad en la Franja de Gaza donde usarían un token para echar mano en inversiones y recaudo de lana inmobiliaria. Suena grandote, pero la cosa sigue atorada.

El crucero MS Satoshi: la ciudad Bitcoin que naufragó

Desde piratas piratas hasta locos soñadores, hay quienes quieren vivir libres en el mar. En octubre de 2020, tres cracks del Bitcoin, Grant Romundt, Rüdiger Koch y Chad Elwartowski, compraron un crucero enorme, el Pacific Dawn, para volverlo una comunidad Bitcoin a la deriva frente a Panamá.

La idea era armar un lugar para nómadas digitales y fans del Bitcoin, donde todo andararía sin que el gobierno anduviera metiendo las manos. El barco tenía albercas, restaurantes, gimnasio, y hasta la chance de minar criptos ahí mismo. Todo se pagaría con Bitcoin.

Pero, siendo honestos, les faltó lana y apoyo para que jalara la idea. El combustible era carísimo, la pandemia les cayó de sorpresa y, para colmo, las estrictas reglas marítimas les tiraron abajo el proyecto. En diciembre de 2020, vendieron el barco.

La “Riviera de Gaza” de Trump: tokenizando el desplazamiento

El 31 de agosto, The Washington Post soltó la bomba sobre un plan llamado Fondo para la Reconstitución, Aceleración Económica y Transformación de Gaza, que busca levantar la Franja bajo supervisión gringa.

El documento habla de avances tecnológicos que supuestamente ayudarían a una zona que ha sufrido hambre y bombardeos. Entre puertos chidos, zonas turísticas “de Trump” y fábricas de gadgets, proponen un programa para que los palestinos den sus tierras voluntariamente, y a cambio reciban tokens que pueden cambiar por casas en nuevas “ciudades inteligentes” o por mudarse a otro lado.

Pero el plan no ha avanzado, y expertos de la ONU lo ven como una fachada para agendas militares y políticas que violan el derecho internacional.

Liberland: el país libertario del Danubio

En 2015, un político checo medio rebelde, Vít Jedlička, pilló un pedazo de tierra perdido entre Croacia y Serbia, que quedó sin dueño porque el río Danubio cambió de curso hace años. Pensó “¿por qué no hacer un país aquí?” y fundó la República Libre de Liberland, siendo su primer presidente.

La movida llamó la atención de los amantes de las criptos, porque Liberland sacó su propia moneda, el Liberland Dollar (LLD), apostando a un gobierno superminimalista. En 2025, pusieron a la venta el token en plataformas de trading.

Pero ni Croacia ni Serbia lo apoyan, y han tenido broncas con policías de las zonas fronterizas. El mismo Jedlička fue vetado para entrar a Croacia por cinco años por sus “actividades extremistas”.

CityDAO en Wyoming: criptos al estilo vaquero

Durante la crisis de COVID-19, varios estados en EUA, incluido Wyoming, se pusieron pilas y crearon leyes para reconocer a organizaciones descentralizadas autonomías (DAO) como entidades legales.

Para julio 2021, Scott Fitsimones lanzó CityDAO, un proyecto para mostrar que una DAO puede comprar y manejar tierras, tomar decisiones y resolver broncas. Rápidamente juntaron más de 250 mil dólares vendiendo NFTs llamados “Citizen NFTs”, con apoyo de figuras como Mark Cuban y el jefe de Coinbase, Brian Armstrong.

En menos de cuatro meses, juntaron 8 millones para comprar 40 acres en Wyoming y empezar a “construir la ciudad del futuro” en la blockchain Ethereum.

Pero, hubo roces: la mayoría quería conservar la tierra para la naturaleza y en Wyoming las leyes solo permiten una casa por lote, sin construir ciudadazos. En enero 2022, un hackeo en su Discord les robó 95 mil dólares y bajó el ánimo. Aunque lograron hacer una entidad legal para la DAO, el sueño utópico de una ciudad blockchain se quedó corto.

Akon City en Senegal: el sueño que desafinó

El cantante Akon anunció en 2018 su propia criptomoneda, Akoin, para apoyar a artistas y emprendedores africanos. En 2020, anunció Akon City, una ciudad futurista en Senegal, con hospitales, oficinas, universidad y residencias de lujo, todo pagado con Akoin.

Akon consiguió 2 mil acres del gobierno para su proyecto de 6 mil millones de dólares. Pero la pandemia paró todo, y para 2024 solo se terminaba el centro de bienvenida.

El precio de Akoin se cayó y el gobierno le pidió que empezara la construcción o devolviera la tierra. Para julio de 2025, el proyecto quedó cancelado.

La ciudad blockchain de Blockchains LLC en Nevada que no vio la luz

En 2021, la empresa Blockchains LLC quiso armar una ciudad blockchain en el desierto de Nevada, comprando 67 mil acres por 170 millones de dólares. Eso sí, imagínate que querían que todo se pagara en criptomonedas y llevar la info de impuestos, salud y trabajo en blockchain.

Planeaban construir 15 mil casas y un parque industrial gigante. Pero el problema del agua —que tendría que cruzar 100 millas por tubería— y las leyes locales frenaron la idea.

Además, buscaban cambiar la ley para crear “zonas de innovación” que dejaran a empresas funcionar como gobierno local. La gente no le entró y el proyecto quedó empantanado.

Liberstad en Noruega: la comuna anarquista que sí pegó

En 2015, dos panas noruegos, John Holmesland y Sondre Bjellås, fundaron Liberstad, una comunidad basada en ideas anarquistas y de libertad.

Compraron terrenos con Bitcoin y ahora solo usan una cripto llamada City Coin para todo el intercambio monetario. Tienen ya tierras, residentes y desarrollaron su propia tecnología blockchain. Quizá no sea una mega ciudad, pero comparado con los demás proyectos, Liberstad sí camina y tiene futuro.


Y bueno, así anda la cosa con las “ciudades blockchain”. Unos con sueños enormes, otros con la cruda realidad de leyes y presupuestos. Al final, la tecnología está ahí, pero armar comunidades perfectas… eso sí es otro rollo.

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