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La Cámara Blockchain de Uruguay le hizo ruido a la Superintendencia de Servicios Financieros (SSF) del Banco Central (BCU) con varias dudas sobre el proyecto que quiere poner reglas para los Proveedores de Servicios de Activos Virtuales (PSAV) en el país.

La banda que integra esta Cámara, todo un cotorreo de gente metida en el mundo cripto uruguayo, reconoció que está chido que el BCU quiera poner orden, pero pidieron que aflojen un poco para no ahogar la innovación y los proyectos locales.

Primero que nada, se están echando un buen taco con la “contradicción normativa”: la Ley 20.345 se enfoca en prevenir lavado de dinero solo en servicios financieros, pero la nueva propuesta le quiere dar control total a todo, incluyendo plataformas que nada más venden arte NFT o boletos para eventos. Según la Cámara, eso no cuadra porque están poniendo reglas muy duras para cosas que ni siquiera son financieras.

Además, la definición de “activo virtual financiero” que traen es tan ancha que mete cosas que no son para hacer dinero, como tokens para juegos o acceso a plataformas, y eso solo va a poner trabas innecesarias para los que están empezando con proyectos chiquitos.

Otro rollo es que quieren una autorización súper estricta y única para todos los proveedores, sin importar si son un startup local chiquito o un mega exchange internacional. Esto es un golpe bajo porque están pidiendo que las startups tengan que mostrar garantías gigantes, lo cual está medio imposible. La Cámara sugirió que hagan algo más flexible y por etapas, para que los que van empezando no se queden afuera.

También se quejaron porque no hay un sandbox, o sea, un espacio donde se pueda probar la tecnología sin que todo sea a la loca. Eso frenaría a muchos que quieren aventarse y hacer cosas nuevas sin tanto rollo.

Por si fuera poco, la Cámara vio mal que quieran aplicar las reglas anti lavado y contra el financiamiento del terrorismo a plataformas como wallets y exchanges descentralizados, que no manejan el dinero igual que los grandes. Y también dijeron que las reglas sobre seguridad tecnológica están bien flojas y pueden salir carísimas.

El resultado de todo esto es que varios proyectos que están creciendo en Uruguay podrían morir antes de despegar. Por ejemplo, las remesas y pagos entre países se podrían volver muy caros o hasta bloquearse por la “Travel Rule”, sin importar cuánto dinero se mueva. El arte digital tampoco la tiene fácil, porque los artistas y creadores de NFTs que no buscan hacer dinero como tal, podrían verse ahogados con reglas que no les aplican.

También hay bronca con la falta de claridad sobre los tokens usados para boletos o para tokenizar bienes inmuebles, que hoy mañana podrían estar atrapados en una maraña de leyes complicadas. Y la Cámara pidió que revisen bien cómo se aplica esto según la zona o territorio, para no volverse locos.

En resumen, la Cámara Blockchain de Uruguay está pidiendo que pongan orden, sí, pero sin matar la creatividad ni dejar fuera a los proyectos que todavía están creciendo. Porque si no, al final, todos salen perdiendo.

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