¿La Fed va a bajar las tasas y salvar a las empresas al estilo héroe inesperado? ¡No vas a creer lo que pasará!
La Reserva Federal de Estados Unidos, o como le dicen en la banda, la Fed, está en el ojo del huracán. Su herramienta más chida para manejar la economía son las tasas de interés, y ahora todos en Wall Street, políticos y empresas están pendientes de qué va a hacer. La gran duda es si van a bajar las tasas para darle un respiro a las empresas o si van a seguir con las cosas igual. Entender qué están pensando es clave para saber qué onda con la economía.
Ahora mismo, pedir dinero prestado anda carísimo. La Fed subió las tasas para frenar la inflación, pero eso hizo que sea más difícil para las empresas y la gente conseguir préstamos. Para las compañías, esto es como una aduana que les frena invertir, crecer o pagar sus deudas. Así que muchas están trancadas y algunas hasta podrían quebrar.
Los jefazos de las empresas están jalando para que la Fed baje las tasas, porque dicen que eso ayudaría a que la economía prenda otra vez. Creen que si bajan un poco, va a haber más lana para gastar, proteger empleos y sacar nuevos proyectos. En Wall Street también quieren que las tasas bajen porque eso siempre sube el precio de las acciones, y cuando las tasas están bajitas, los bancos y demás activos financieros se ven más chidos.
Los políticos y los empresarios grandes también meten presión. Para ellos, una economía chida es la panacea, y cualquier cosa que la arruine ponen el grito en el cielo. Entonces ven el recorte de tasas como una solución rápida para calmar los ánimos de los mercados y que todos se sientan más optimistas. Pero la Fed tiene que pensar bien y no ceder fácil, porque su chamba es mucho más que contentar a los negocios.
Aunque todos quieren que bajen las tasas, la Fed tiene una misión doble: cuidar que los precios no suban descontrolados (la inflación) y que haya empleos para todos. Su chiste no es hacerle paro solamente a Wall Street o a los políticos, sino que la economía estadounidense esté sana en el largo plazo.
Si la inflación todavía anda dando guerra, bajar las tasas podría ser un error bien feo. Si la Fed se pone muy relajada, la gente y las empresas gastarían más, y si la demanda supera lo que hay, los precios seguirían subiendo. Esto podría hacer que la inflación se descontrole y acabaría afectando a todos, incluso a los consumidores y negocios. Por eso, la Fed debe ser independiente y no dejarse presionar, porque si no, se pierde la confianza y la economía podría irse para abajo, con la moneda perdiendo valor y más líos.
Hacer política monetaria es cosa seria y delicada. La Fed debe andar con pies de plomo, viendo los datos del momento como empleo, precios y consumo. Si baja las tasas antes de que la inflación esté bajo control, puede desequilibrar la economía y romper la confianza en ellos.
La historia nos ha enseñado que cuando los bancos centrales se dejan manejar por intereses políticos o empresariales, se arman broncas. Relajan las reglas, salen burbujas económicas y al final todo explota. Por eso, la independencia de la Fed es clave para que tome decisiones basadas en análisis serios y no solo para caerle bien a alguien. Un banco central libre puede tomar decisiones duras pero necesarias para que la economía no se desmadre.
Aunque muchos dicen que la Fed no bajará tasas para luchar contra la inflación, hay otra posibilidad que se debe analizar. Puede que bajar tasas no sea para salvar a las empresas que andan batallando, sino para evitar que la economía se caiga en picada.
En este caso, la Fed no estaría cediendo, sino anticipándose al problema. Si el crecimiento se frena, el mercado laboral se debilita y las inversiones bajan, la Fed puede decidir bajar un poco las tasas para suavizar la caída y evitar que la cosa se ponga peor. No se trataría solo de echar paro a las empresas, sino de cuidar que todo el sistema aguante y que la gente no pierda sus chamba.
Entonces, la Fed está en un dilema: equilibrar la presión de los mercados con su misión de controlar la inflación y mantener la estabilidad a largo plazo. Aunque empresarios y financieros quieran tasas más bajas para pagar menos intereses, ceder a eso puede hacerle mal a la economía. Pero bajar las tasas en el momento justo no siempre es para complacer, puede ser una movida inteligente para evitar que la cosa se ponga más fea.
Ojo: Esto no es un consejo para invertir ni nada por el estilo. Cada quien tiene que hacer su tarea y pensar bien antes de mover su lana.
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