¡El futuro es de los que dominen su propia IA (y tú puedes ser uno de ellos)!
Opinión de Syed Hussain, fundador y CEO de SHIZA
La neta, el chiste de la economía tradicional del trabajo ya se está cayendo, y ni los políticos, ni los profes, ni los nerds de la tecnología lo quieren aceptar del todo. Ahora con la inteligencia artificial (IA) pisando fuerte, haciendo cosas que antes solo nosotros podíamos: desde escribir programas, crear anuncios, analizar datos, hasta dar consejos estratégicos, la idea de que nuestro tiempo y habilidades valgan billete se está desbaratando frente a nuestros ojos.
Estamos viendo cómo todo un modelo basado en chambear bien duro para ganar dinero se está desmoronando.
Mientras la banda se pelea sobre si la IA va a quitar o no trabajos, la verdadera pregunta es: ¿quién va a tener el control de esta nueva onda para crear valor? Si la inteligencia se convierte en un recurso, los que tengan y manejen sus propios “agentes” de IA, en vez de rentar acceso a modelos que controlan unos techos gigantes (las Big Tech), serán los que dominen la nueva economía. Aquí entran las criptomonedas, no como algo raro o para unos pocos, sino como la base para ser dueños de estos sistemas de IA y no seguir dependiendo de los grandes jefazos digitales.
Claro, algunos creen que la IA debe estar controlada por un solo grupo para que no se haga un desmadre, o que las criptos son un caos y no sirven para esto. Otros piensan que no hay que hacer tanto bulto con el asunto del “fin del trabajo”, que todavía hay chance.
La ola de automatización que nadie vio venir
La cosa está clarísima. Esta ola de automatización con IA no es como las anteriores, que poco a poco quitaban chambas de la fábrica. Ahora las máquinas se están llevando rápido los trabajos de oficina, esos que identifican a la clase media.
Ya se está usando IA para crear contenido básico, hacer números en finanzas, investigar leyes, programar y hasta escribir papers. En unos cinco años, la IA va a estar planeando estrategias, enseñando, manejando clientes y hasta descubriendo cosas científicas.
Trabajando con la IA
Ahora que la IA es la mera mera, las habilidades clásicas se están quedando atrás. Lo que importa hoy es saber cómo armar y manejar equipos de IA que trabajen para ti. O sea, no quieres competir con la IA, sino ser el jefe que la dirige. Para eso necesitas una infraestructura que te dé el control real y la propiedad.
Lo bueno es que la nueva economía que va hacia ser dueños de las herramientas digitales y de los datos tiene futuro. La blockchain, por ejemplo, ayuda a entrenar modelos privados, trabajar de manera descentralizada, usar incentivos con tokens y manejar identidades digitales con billeteras.
La revolución de ser dueño de tu chamba digital
Imagínate plataformas donde tú creas agentes autónomos que funcionan como freelancers, haciendo tratos, ayudando a clientes, investigando o revisando el mercado. Y tú, como dueño, ganas lana con lo que hacen sin tener que estar vendiendo tu tiempo a alguna empresa.
En vez de estar siempre atascado en plataformas que son de las empresas gringas, tendrás tus agentes chidos de IA trabajando para ti, mientras tú puedes dedicarte a cosas creativas o a la banda.
Las billeteras digitales van a evolucionar para coordinar todo esto con incentivos que te premien no solo por meter plata, sino por entrenar y mantener a tus agentes de IA. Ya están poniendo las bases para esta economía sin tanto ruido.
Obvio, este cambio va a traer broncas legales y de reglas, sobre todo cuando los agentes autónomos empiecen a hacer tratos y representar a la raza en el mundo digital. Van a salir preguntas sobre quién responde si algo falla, quién es el autor y qué impuestos se pagan. Pero lo que está claro es que el billete será para quien controle la inteligencia haciendo el trabajo, no para los que todavía piensan que chambear duro es la única forma.
La blockchain no será importante solo para mandar dinero o guardar fondos. Lo más valioso será permitir a la raza ser dueños de esa inteligencia que cada vez más va a mover todo lo económico y creativo. Ya no es cuestión de decir “no a la IA” o “sí a la IA”, sino de agarrar el control de tu IA antes de que ella te controle a ti.
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