¡La pelea EEUU-Canadá que está sacudiendo la cartera de México!
Pocas broncas son tan enredadas como la que tienen Estados Unidos, Canadá y México. Bajo el T-MEC, no es solo un tratado de comercio; es más bien un cotorreo bien coordinado donde cada pieza es importante para que todo jale chido. Pero, ¿qué pasa si una parte no coopera? Pues se siente el temblor en toda la estructura, y aunque México no esté enmedio, es el primero en sentir los golpes en su economía.
Estados Unidos es el mero mero motor de este trío. Tiene el mercado más enorme y toda la tecnología y lana que se puedan imaginar. Es el destino final pa’ la mayoría de lo que hacen sus vecinos y su hambre por cosas nuevas impulsa la economía del continente. Las megacompanys gringas no solo venden, también invierten, inventan y hacen conexiones de negocio desde aquí hasta el polo norte.
Canadá es como el proveedor fuerte. Tiene un chorro de recursos naturales, como energía, minerales y madera, que alimentan a los demás. Pero no solo eso, también hace manufactura avanzada — autos, aviones — tan entrelazados con Estados Unidos, que a veces ni sabes dónde termina uno y comienza el otro. Es un socio confiable, aunque ya se haya peleado antes por cosas como leche o madera.
Luego está México, la fábrica y puente logístico del equipo. En los últimos años, México se ha convertido en un chingón lugar pa’ fabricar todo: coches, electrodomésticos, electrónicos… mucho de eso dice “Hecho en México”. Su cercanía con Estados Unidos y la mano de obra barata han hecho que muchas empresas traigan su producción aquí, y eso del “nearshoring” ha crecido un buen. México no solo hace productos terminados, también manda piezas entre fronteras pa’ armar todo al 100 y cumplir con las reglas del T-MEC.
Ahora, si Estados Unidos y Canadá se agarran a pleito, ¿cómo le va a México? Pues la cosa duele porque están súper conectados. No son tres países vendiendo y comprando; están como eslabones de una cadena productiva. Si uno se bloquea, todo el cotorreo para.
Imagínate que Estados Unidos pone impuestos al acero y aluminio de Canadá. Los fabricantes de autos canadienses van a gastar más. Luego, ¿qué? Muchos carros se mandan a México pa’ terminarlos o para exportar desde acá. Los productores mexicanos que dependen de esos insumos o que venden a esas plantas en Canadá van a sentir el golpe: costos más altos, menos pedidos y mucha incertidumbre para planear inversiones. La regla del T-MEC de que casi todo tiene que ser regional, que en tiempos tranquilos es buena, cuando hay broncas se vuelve un dolor de cabeza, porque si un eslabón falla, se desarma todo.
Pero no solo afectará lo que se produce en las fábricas. Si entre Estados Unidos y Canadá se ponen duros con los aranceles, todo se encarece, la gente consume menos y México termina exportando menos. Menos exportaciones significa menos lana y menos chamba pa’ la raza.
Claro que estas broncas entre los vecinos pegan, pero tampoco está todo perdido. La estructura del T-MEC es complicada, sí, pero también fortalece a México. Primero, México no depende nada más de Estados Unidos; está abriendo su baraja para vender a Europa, Asia y otros lados. Eso ayuda para que no todo dependa de un solo socio. Además, la moda del “nearshoring” de Asia a Norteamérica puede darle chamba extra a México si las tensiones se quedan solo entre Estados Unidos y Canadá.
Segundo, México tiene la ventaja de estar justo al ladito del mercado más grande del mundo. Mudarse de lugar de producción es bien complicado y caro, así que la inercia ayuda mucho.
Y tercero, México sabe moverse en estos jalones. Tiene experiencia para resolver problemas y en el T-MEC hay reglas para arreglar broncas. Cuando hay chismes, México puede jugar a ser mediador o hasta salir ganando algo si parte del comercio canadiense se mueve pa’ acá. La economía mexicana es aguantadora y siempre busca cómo sacar ventaja, inventando y fortaleciendo sectores que le permitan no quedarse atrás.
Así que aunque los vecinos se peleen, México sigue firme, listo para navegar la marejada con ojo avizor y sin perder su rumbo en el gran océano del comercio mundial.
Respuestas