¡Alerta! El arancel de EEUU al cobre pone a temblar a Chile y Perú: ¿el enemigo número uno en su camino?
El cobre, ese metal rojito que a veces ni pelamos en nuestro día a día, es en serio súper importante para la economía del mundo. Tiene unas habilidades bien chidas: conduce la electricidad y el calor como nadie, es fácil de moldear, no se echa a perder con la humedad y se puede reciclar ¡una y otra vez! Por eso lo usan para un montón de cosas: desde los cables que prenden las luces de tu casa hasta los detallitos dentro de tu cel, pasando por tuberías y motores. El cobre está en todas partes.
Ahora que andamos en pleno cambio hacia energías más verdes, el cobre se volvió indispensable. Lo usan en turbinas de viento y paneles solares para empujar la transición energética. Además, la industria del cobre da chamba a millones y es una fuente importante de billete para muchas comunidades en el mundo.
En esta historia global del cobre, Chile y Perú son los cabrones del partido. Chile es el rey en producción y el cobre es la joya de la corona de sus exportaciones, ayudando un montón a las finanzas del país. Gracias a la lana que entra por el cobre, han ahorrado varo y bajado su deuda externa, mostrando que cuando les va bien con el cobre, les va bien en la economía.
Perú también anda fuerte en el negocio y el cobre es una pieza clave para su economía, con un gran peso en exportaciones y empleos. Ambos países no solo producen mucho, sino que también tienen influencia en los precios del metal y en asegurar que haya cobre para todo el mundo.
Pero ahora, se pusieron las cosas tensas porque Estados Unidos está hablando de poner aranceles al cobre de Chile y Perú. Eso quiere decir que les saldría más caro vender su cobre allá, perdiendo terreno contra otros proveedores o la misma producción estadounidense. Esto podría bajar las ventas y de paso afectar los ingresos de estos países, que dependen mucho del cobre para mantener sus presupuestos.
Si baja la venta al mercado gringo, Chile y Perú tendrían que buscar otros compradores, como China (que ya se lleva un montón), o aventarse a nuevas alianzas en Asia, Europa o el Sudeste Asiático. Pero esos cambios traerían consigo varios problemas, como menos dinero en las arcas del gobierno y mucha incertidumbre en los precios internacionales del cobre.
Además, la inversión minera puede frenarse. Las empresas podrían poner en pausa o cancelar proyectos si creen que la demanda o ganancia no están seguras. Para Chile, además, estos aranceles van contra el Tratado de Libre Comercio que tienen con Estados Unidos, lo que podría desatar pleitos comerciales y negociaciones pesadas.
Estados Unidos dice que quiere estos aranceles por “seguridad nacional”, para depender menos de proveedores extranjeros y hacer más cobre en casa. Pero la neta es que depende mucho del cobre de Chile y Perú y no tiene la capacidad de producir todo el que necesita. Poner aranceles solo subiría el precio del cobre y podría hacer que las industrias americanas que usan cobre —como las que hacen autos eléctricos o electrónicos— pierdan competitividad. Así que la medida que quieren para proteger su economía podría acabar afectándola mal.
Ahora, aunque parezca que estos aranceles son puro problema, podrían servir para algo bueno. Forzar a Chile y Perú a buscar nuevos mercados podría ayudarlos a diversificarse y no depender tanto de los mismos compradores de siempre. Esto puede abrir puertas en mercados emergentes y regiones nuevas.
Lo más chido es que para no perder dinero, los países pueden empezar a darle más valor al cobre antes de exportarlo. O sea, en vez de mandar solo el mineral crudo, podrían invertir en fabricar cables especiales, partes electrónicas o tecnología verde con cobre hecho en casa.
Esta movida haría a las economías más fuertes y menos vulnerables a lo que pase con un solo país. Al final, lo que parece un golpe duro podría ser el empujón que necesitan para crecer y ser más listos a largo plazo.
Respuestas