Los vínculos cripto de Trump siguen envenenando a algunos demócratas, ¡incluso a los que parecían sus aliados!

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Para entender qué onda con los cortos apalancados en Bitcoin, primero hay que conocer a los protagonistas de esta historia. No es lo mismo un inversor que un trader; cada uno juega su rol bien distinto en este juego del dinero.

El inversor es como el tipo que planta un árbol y se espera años para disfrutar su sombra. No anda con prisas: compra sus activos con paciencia, pensando en que crezcan y se pongan bien chidos con el tiempo. Está metido a fondo, cuidando que todo vaya bien para que su inversión valga más en el futuro. Este cuate ve el panorama a largo plazo, más bien como un socio que quiere que la empresa o el activo crezca y se mantenga firme.

Ahora, el trader es otro rollo. Es el que se mueve rápido, como el que va vendiendo fruta fresca de temporada, comprando y vendiendo sin mucho compromiso con la tierra o los árboles. Él vive del instante, ganando en cada movimiento de precio. Su arte es comprar barato y vender caro en ciclos cortos, nada de esperar años. Su fiel amiga es la volatilidad del mercado.

Aquí viene lo bueno: cuando un trader piensa que el precio de Bitcoin va a bajar, jala una jugada que se llama “ir en corto” o short selling. Básicamente, es vender Bitcoin que no tienes, pedirlo prestado para venderlo y luego comprarlo más barato cuando baje para devolverlo, sacando ganancia de la diferencia.

Pero si le mete apalancamiento a la jugada, la cosa se pone más intensa. Apalancarse es como usar dinero prestado para aumentarla apuesta; si tienes 100 pesos y usas apalancamiento 10x, estás jugando con 1,000 pesos. El chiste es que si Bitcoin baja un poquito, ganas un buen, pero si sube, te puedes pelar rapidísimo. Un movimiento pequeño en contra puede hacer que pierdas toda tu lana y te liquiden la posición al toque.

Los cortos apalancados mueven mucho la ficha en el precio de Bitcoin. Cuando varios traders hacen short selling con apalancamiento, venden un chorro de Bitcoin prestado, lo que mete presión para que el precio baje. Pero ojo, si de repente Bitcoin empieza a subir, esos traders pierden lana rápido y la plataforma liquida sus posiciones, obligándose a comprar Bitcoin para cerrar el corto. Eso sube el precio más, haciendo que más posiciones se liquiden, y así se arma una bola de nieve que sube el precio de volada, algo conocido como short squeeze. Lo mismo pasa en reversa con las posiciones largas apalancadas, creando un long squeeze si el precio baja. Esto hace que el mercado sea bien volátil y donde cualquier movimiento pequeño puede generar un cotorreo de reacciones.

No hay que ver a los cortos apalancados como unos malos de la película que solo quieren chingar el precio. Aunque son riesgosos y pueden causar broncas, también ayudan al mercado a ser más líquido y justo. Permiten que se ajuste el precio cuando está inflado y le dan opciones a quienes quieren proteger sus inversiones de una caída. Así, aunque son un arma de doble filo, forman parte del juego y entender cómo funcionan te ayuda a no andar como pollo sin cabeza en el mundo cripto.

Así que ya sabes, si le vas a entrar a Bitcoin o las criptos, ponte trucha con estos temas porque aquí no es nada seguro ni para andar aventándose sin saber. Investiga, aprende y cuida tu feria. ¡Ánimo!

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