¡Increíble! ARK Invest se deshace de $146.3M en acciones de Circle justo después del subidón explosivo en su IPO

América Latina es como ese barrio bien prendido que siempre anda en medio de broncas de otros. Cuando Estados Unidos y China se avientan el trompón, aquí sentimos el temblor en las calles, en las tiendas y hasta en la cartera. Y no solo eso, cuando la relación entre EEUU y Europa se pone tensa, o cuando en Medio Oriente se arman los pleitos entre Israel e Irán, tampoco se quedan en su mero rollo: todo eso nos llega a nosotros directo.
El duelo de titanes: EEUU vs. China
Este combo es la pelea que más nos afecta en la región. Imagínense dos gigantes peleando en tu casa. Estados Unidos y China mandan mucho aquí y cuando se ponen en modo “pleito”, nos mueven el piso.
Por ejemplo, con la guerra comercial que se lanzaron, se pusieron a subir aranceles y a poner trabas por todos lados. Eso hizo que las empresas se pusieran a mover sus fábricas para estar más cerca del mercado gringo. Acá en México, por ejemplo, le estamos sacando jugo porque varias firmas se están instalando, ¡unta! Eso le puede dar buena lana y chamba a la banda.
Ahora, ojo, no todo es miel sobre hojuelas. Algunos países que venden materias primas a China están batallando porque China, que es un monstruo enorme, está aflojando su consumo por los broncas con EEUU. Eso quiere decir menos plata para ellos, porque las materias primas bajan de precio.
China ha metido lana en infraestructura y proyectos aquí, pero eso pone a nuestra región en un dilema, porque no queremos “elegir bando” y que nos saquen chispas ni con EEUU ni con China. El rollo es manejar bien esa presión para no quedar mal con nadie y seguir recibiendo inversiones.
Cuando EEUU y Europa se tiran ojitos
Aunque Estados Unidos y Europa son como primos que a veces se pelean, cuando se ponen tensos, Europa empieza a buscar nuevos amigos. Y mira, eso no es tan malo para nosotros. Cuando Europa voltea a ver a América Latina, pueden salir tratos nuevos de comercio o inversión, como con el acuerdo UE-Mercosur, que puede darnos más chances de crecer y no depender de un solo socio.
Pero hay su chiste. Las reglas que le gustan a Europa y EEUU a veces no son las mismas: unas quieren más cuidado al medio ambiente, otras reglas digitales diferentes… Eso complica que estemos en dos sillas sin perder el ritmo. Y si estos dos grandes no se ponen de acuerdo en temas serios, los problemas globales como el cambio climático nos van a pegar duro a todos.
El conflicto lejano que nos afecta
Aunque Israel e Irán estén cruzados por kilómetros y kilómetros, lo que pasa allá sí nos suena aquí. La bronca más clara es en el precio del petróleo. Si en Medio Oriente se pone bien pesado el ambiente y se cierra alguna ruta, el crudo se va a encarecer.
Para países como Venezuela, México o Brasil que venden petróleo, eso puede ser un aliviane en los bolsillos. Pero para la mayoría, que importa gasolina, nos va a doler un buen porque subirá todo: transporte, comida, luz… y la inflación hará de las suyas, dejándonos el sueldo chueco.
Además, los mercados financieros se ponen nerviosos con estos conflictos y la banda huye con su dinero de países emergentes, lo que devalúa nuestra moneda y encarece todo lo que pedimos prestado. Así que nuestra estabilidad económica baila al ritmo de lo que pase bien lejos.
Y aunque suena lejano, la inseguridad global puede rebotar aquí con grupos extremistas o crimen organizado aprovechando el desorden. También, si hay una crisis humanitaria gigante allá, puede complicar más las ya pesadas presiones migratorias que vivimos.
Finalmente, estos conflictos nos ponen en la boca el tema de qué lado tomar diplomáticamente, y eso no es cualquier jueguito, es un verdadero reto para los gobiernos latinoamericanos.
Agarrándonos del timón
América Latina no es un lugar aislado ni chakalako que puede ignorar lo que pasa en el mundo. Las movidas que hacen los poderosos y los problemas en regiones lejanas nos siguen de cerca, afectando nuestra economía, política y estabilidad.
No es nada fácil: tenemos que cuidar nuestros intereses, buscar nuevos aliados y no estancarnos en un solo grupo, todo mientras el mundo anda bien loco y cambiante.
Pero también hay chance de chingarle y aprovechar: diversificar con quién trabajamos puede hacer que seamos más independientes y atrevernos a abrir nuevos mercados o llamar inversionistas que antes ni volteaban para acá.
Al final, todo depende de nosotros, de los líderes y de qué tan avispados seamos para entender estas movidas y reaccionar con inteligencia, sin solo esperar a que las olas se nos vengan encima. Si jugamos bien, esas sacudidas pueden ser la oportunidad para hacer más fuerte a América Latina y asegurar que crezcamos chido, sin depender tanto de otros.
No somos los meros meros que mueven todas las piezas, pero sí tenemos lugar en la mesa, y lo que decidamos puede cambiar mucho el juego. La clave está en transformar los problemas en chances para crecer y ser más independientes.
Aviso: Lo que se dice aquí es puro análisis, no es consejo financiero ni para meterle a invertir sin investigar bien. Todo movimiento de dinero tiene sus riesgos, así que pilas con eso.
Respuestas