¡Impacto directo! Cómo las movidas secretas de la Fed hacen temblar a Banxico y a TODO México
La onda entre Banxico y la Reserva Federal de Estados Unidos (la Fed) es como un baile donde el que lleva el ritmo es el hermano mayor del norte. No es que estén en igualdad; más bien Banxico tiene que ajustarse bien para no meter la pata, siguiendo el paso que marca la Fed pa’ no salir raspado.
Estados Unidos y México no solo son vecinos; son como mejores compas de negocios. Todo lo que exportamos va para allá, y las remesas que mandan los paisanos desde allá son un aliviane bien cabrón para la economía del país. La Fed, que es la que manda en la economía gringa, mueve sus cartas y las olas llegan hasta aquí, sintiéndose bien fuertes, como un buen grito que no te deja dormir.
Banxico es un banco “independiente”, o sea que en teoría puede tomar decisiones solo, sin que el gobierno meta mano. Esta independencia es todo un logro después de años de broncas con la inflación, y es la base pa’ que la economía esté más o menos firme.
Pero en la práctica, no es tan libre, porque lo que hace la Fed pesa un buen. Banxico casi no puede ignorar lo que pasa al norte, es como si pudiera decidir pero solo si coincide con lo que hace su vecino más grande.
Lo más claro se ve con las tasas de interés. Cuando la Fed sube sus tasas, el dinero que anda buscando dónde ganar más rápido y seguro se rifa para EE.UU., dejando al peso mexicano medio solito y tirando a la baja. Entonces Banxico tiene que ponerse las pilas, subir sus tasas para que el dinero no se nos vaya volando, a veces hasta más duro y temprano que la Fed, para que México siga siendo atractivo.
La soberanía económica de México no es completa porque la economía mundial está súper conectada. Banxico tiene la posibilidad legal de poner su propia política, pero las reglas del juego global lo ponen en jaque. Sus subidas de tasas no son solo para controlar la inflación, sino también para protegerse de las movidas que hace la Fed.
Pero la influencia de la Fed no termina con las tasas. Su política afecta a México por todos lados:
– Cuando la Fed aprieta, los inversionistas se ponen nerviosos y sacan su lana de mercados emergentes como México.
– Si relaja la cosa, entonces el dinero vuelve a fluir para acá.
– Si la economía estadounidense se pone lenta, bajan las exportaciones mexicanas y eso afecta el crecimiento que tanto queremos.
– Las remesas que mandan los paisas desde allá también dependen de cómo está la economía y las leyes gringas, y eso nos mueve directamente en el consumo interno.
– Como el dólar es la moneda estrella, cualquier cambio en la Fed impacta cómo México puede endeudarse afuera y manejar su billete.
Aunque Banxico y la Fed no están en el mismo nivel de poder, sí platican y se dan el chance de cooperar. Se hacen reuniones, se comparten datos y cuando la cosa se pone fea, como en la crisis de 2008 o la pandemia, trabajan juntos para que no se nos caiga el queso. Banxico no manda en la Fed, pero puede hacer que la Fed vea de otra manera cómo va la economía mexicana, y quizá eso ayuda a que la Fed tenga más flexibilidad con nosotros.
Para mantener a México estable, Banxico muchas veces se tiene que echar el rollo y seguir lo que hace la Fed. Es un sacrificio de su autonomía en la práctica. Pero el verdadero futuro está en que México se ponga las pilas y diversifique su economía, para que poco a poco deje de depender tanto de los caprichos del vecino grande. Este tira y afloja es mientras se negocia la independencia que en el fondo es una chamba diaria, en este juego que es la economía global.
Ojo: lo que aquí lee no es consejo financiero, así que mejor investiguen bien antes de aventarse en cualquier inversión.
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