¡Alerta! Avalanche y su AVAX se desploman un 5.8% tras chocar contra la barrera crítica de $20 ¡No lo vas a creer!

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Durante mucho tiempo, el mundo se subió a la moda de la globalización económica. ¿De qué va eso? Pues básicamente, los países comenzaron a comerciar sin tantas broncas ni obstáculos, como si todo fuera pan comido. Eso hizo que las fábricas se mudaran a lugares donde todo saliera más barato, casi regalado. Así, se puso todo en concentración, con sus riesgos, pero también bajaron los precios y aumentó la producción a lo loco. Además, los bancos centrales mantuvieron las tasas de interés súper bajas, echando lana al mercado para que todo siguiera creciendo. Un verdadero boom, ¡fiesta total!

Pero ya sabes cómo es la vida, después de la fiesta viene la cruda, y esta llegó fuerte, como huracán después de la pandemia. La producción centralizada mostró su lado oscuro. ¿Te acuerdas de la escasez de chips? Esa falla chiquita causó tremendo desmadre en la industria de los autos y otros lados. Algo tan pequeño dejó caro todo y sin carro nuevo para muchos. Fue un duro recordatorio de que cuando dependes todo de poquitos lugares, te pueden dar el zape de un momento a otro.

Y para acabarla, llegó la parte política. Ahora los gobiernos quieren hacer su guardia con las fronteras, como diciendo “cada quien en su casa y Dios en la de todos”. Esto es un paso para atrás en la globalización. Se están levantando muros, no solo físicos, sino también comerciales, haciendo que sea más difícil y caro comerciar entre países. Resultado: menos producción y precios más altos. Los bancos centrales ya no pueden seguir inyectando billete como antes, pues el caldo de cultivo no está. En teoría, esto pinta feo para Bitcoin, ¿no?

Pero aquí se pone interesante, medio contradictorio. Sí, la desglobalización con sus muros podría frenar el comercio internacional, y eso haría que una moneda global y sin fronteras como Bitcoin pierda terreno. Si cada quien se cierra en su propio mundo, ¿para qué queremos una red descentralizada que conecta todo el planeta? Todo parece ir en contra de lo que Bitcoin busca: una economía sin trabas ni intermediarios.

Pero espera, porque justo esas fricciones y muros, aunque complican el comercio, crean un fenómeno cool: las formas alternativas de pago empiezan a brillar. Si el sistema tradicional se vuelve lento, caro y burocrático, ¿qué opción queda? Una que no pida permiso, que no tenga fronteras y que trabaje 24/7 sin importar decisiones políticas o caprichos de bancos centrales. Ahí entra Bitcoin, que puede convertirse en el héroe anónimo que soluciona problemas de liquidez y de enviar vales entre países o comunidades cuando las vías tradicionales se atoran.

Así que la desglobalización tiene doble cara para Bitcoin. Por un lado, puede ser mala onda para su sueño de ser una moneda universal. Pero por otro, la misma complicación del sistema tradicional puede hacer que más gente y empresas busquen soluciones chidas y sin censura. En un mundo fragmentado, una moneda verdaderamente libre y sin fronteras puede volverse la estrella del show. Es como si el rollo difícil diera chance para algo nuevo y mejor. Habrá que ver si la desglobalización es el muro que detiene o la rampa que lanza a Bitcoin al siguiente nivel.

Obvio, no todo está escrito. Aunque aumenten las broncas, el comercio seguirá siendo enorme, aunque más dividido. Las grandes empresas y países seguirán usando el sistema tradicional porque es lo que conocen, aunque sea medio tortuoso. Bitcoin, por su volatilidad y lo joven que es, todavía es más visto como un activo para especular que como moneda para mega transacciones internacionales. La infraestructura que tiene aún no está ni cerca de competir con sistemas como Swift o las redes de bancos centrales.

Pero la movida con la desglobalización es que no elimina la necesidad de intercambiar cosas, solo cambia la forma. Aquí es donde Bitcoin puede sacar ventaja. Países con capitales restringidos, gente sin acceso a bancos o que huye de la inflación loca en su moneda, van a ver en Bitcoin una salida. Además, la digitalización y que cada vez más personas quieren proteger su plata sin que nadie meta las narices, son vientos a favor que no dependen de la globalización. Bitcoin podría volverse básico para esos grupos: un refugio para guardar valor y un modo de pagar que salta las fronteras que ponen los gobiernos. La desglobalización no mata su potencial, sino que lo cambia, dándole un papel más específico, pero súper importante.

A final de cuentas, ya sabes: allá cada quien con su investigación antes de meterse en inversiones, que esto no es una receta mágica ni recomendación financiera. Las inversiones en cripto pueden ser una montaña rusa, y no todos están preparados para ese viaje. ¡Échale ganas y sigue informándote!

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