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El 25 de junio, en la entrega final de su serie “Anatomía de los Criptomineros”, los investigadores de Akamai, una empresa de seguridad y cloud computing, lanzaron una técnica bien chida para acabar con las operaciones tramposas de criptominería sin necesidad de que nadie los agarre en vivo.

La bronca la solucionaron con un método llamado bad shares, que básicamente desbarató una red de minería que andaba jalandó desde hace más de seis años, cortándoles el rollo de procesamiento y de dinero al tiro.

Maor Dahan, un cerebro de Akamai, explicó que estos malos andan con bots que se conectan a grupos de minería o proxies para esconderse. Los bad shares son como trampas: envían datos chuecos al grupo y hacen que el servidor los bloquee porque piensa que están haciendo trampa.

Con solo una lap y la herramienta XMRogue que ellos mismos desarrollaron, lograron bajar el “hashrate” de una botnet que minaba Monero de 3.3 millones a cero, cortando unos 26 mil dólares que los malos estaban ganando al año. XMRogue se mete como si fuera una víctima más en la red maligna y manda estos bad shares con todo el estilo para que el sistema la saque de la jugada.

También encontraron que si las máquinas infectadas se conectan directo a grupos públicos, se les puede joder saturando las conexiones con la dirección de wallet del atacante, haciendo que el servidor los bloquee temporalmente.

Lo más padre es que esta técnica obliga a los que usan botnets para minar ilegalmente a armar toda su infraestructura de nuevo si quieren seguir dándole, pero los mineros legales solo tienen que cambiar sus parámetros y listo, todos felices.

Eso sí, no se me confíen: esto no es consejo para volverse ricos en criptos ni nada por el estilo. Siempre hay que investigar y tener cuidado antes de meter dinero en este rollo, porque puede que pierdan todo.