¡Satoshi le dio el golpe mortal a Bitcoin y nadie lo vio venir!

“No hay un jefe, ni una fuente única de poder; el poder está esparcido en red y en esa red, la banda no solo se mueve, sino que a veces recibe el poder y otras lo ejerce. Nunca son solo las víctimas, siempre están en la jugada.”
— Michel Foucault
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Bitcoin no tiene jefes ni dueños. No hay ningún presidente o líder elegido que diga qué rumbo tomar. ¡Y menos mal! Porque nadie manda solo sobre Bitcoin ni controla lo que es “la neta” en este rollo.
Desde que Satoshi Nakamoto lanzó la versión 0.1, dejó todo bien claro: las reglas básicas quedaron fijas y no se cambian al gusto de nadie. Eso no solo es técnica —que la red sea peer to peer, cómo se mina, la dificultad— sino también humana. Para que Bitcoin sea eso que es, efectivo digital entre todas y todos, Satoshi tuvo que desaparecer. En pocas palabras, Bitcoin está diseñado para que no haya líder. Satoshi eliminó cualquier jefecito que pudiera agarrar el mando.
Pero ojo: que no haya un “timonel” no significa que no haya quienes quieran tomar el puesto. Siempre hay banda queriendo aventarse como jefe, aunque en Bitcoin el poder funciona diferente. Como decía Foucault, el poder no es algo que se tenga, sino que se usa y se mueve según la posición en la red.
En la historia de Bitcoin hemos visto varios grupos que, sin poder alterar las reglas de fondo, sí han ganado respeto y autoridad para marcar la pauta en la comunidad. Están los mineros, los exchanges, los desarrolladores, las empresas y los influencers. Aunque no pueden cambiar Bitcoin a su antojo, sí mueven la pluma en la parte social. Eso importa, porque Bitcoin no solo es código, es una institución creada por la gente.
Al final, los que corren nodos y validan las reglas tienen la última palabra —el mercado, pues— pero muchos usuarios no se avientan a entender a fondo los debates técnicos, y pueden dejarse llevar más por la emoción que por el análisis.
Por eso, en esta comunidad que se junta, a veces los gritos y discursos radicales ganan fans que quieren un líder a quien seguir. Y claro, eso trae broncas: personalismos, personajes con rollos mesiánicos que se quieren hacer del mando en un espacio diseñado para que nadie mande.
Un buen ejemplo es Luke Dashjr, un desarrollador con grandes aportes: es de los principales contribuidores al código, mantiene una versión alternativa importante, y ha apoyado la minería descentralizada. Pero también se ha pasado de lanza queriendo imponer su idea, como en 2014 cuando modificó el cliente Bitcoin para bloquear páginas de apuestas, aunque otros desarrolladores no estaban de acuerdo.
La neta, Bitcoin no depende de una sola persona. En todo caso, algunas implementaciones sí, pero ahí está el poder de la comunidad y el mercado para no dejar que alguien controle todo.
Aunque no siempre estemos de acuerdo, el debate es parte del juego. Algunos como Dashjr a veces pintan a los otros como enemigos, y eso mete bronca. Sabemos que el discurso es la batalla misma, y tratan de ganar seguidores con amenazas como bifurcaciones duras.
Esas peleas han creado divisiones fuertes, como la que provocó Roger Ver con Bitcoin Cash. Pero con el tiempo aprendimos que esas broncas no son el fin del mundo; son parte de Bitcoin y el mercado sabe cómo digerirlas. Hoy, Ver hasta se ha echado para atrás y la página que manejaba ya acepta que Bitcoin es el verdadero, y Bitcoin Cash solo una copia.
Lo que nos enseña todo esto es que la falta de un jefe en Bitcoin, aunque sea una fortaleza, trae crisis que salen de vez en cuando. Conforme Bitcoin crece y más cuates con ganas de protagonismo se meten, las peleas van a ir aumentando sobre qué debe ser Bitcoin y cómo hay que usarlo.
Esto nos alerta que se avecinan broncas cuando entren al ruedo figuras como BlackRock, fondos grandes, Estados Unidos y otros actores que están acostumbrados a mandar desde el centro del poder. Van a querer meter mano con temas complicados: privacidad, KYC, custodia… esas van a ser discusiones pesadas que debemos tener listas para enfrentar.
Varios que se creen líderes en Bitcoin han intentado agarrar el timón, imponiendo sus ideas y creyéndose los salvadores, pero por diseño, eso no funciona. Satoshi cortó de raíz esa idea: en Bitcoin no hay lugar para jefes.
Si empezamos a tener líderes, Bitcoin se acaba, porque perdería su esencia: la descentralización, la libertad y la apertura. En Bitcoin no puede haber capitanes, porque eso sería el fracaso total.
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