¡El lobby bancario enloquece y arde en furia contra las stablecoins, según Simon Taylor!

El 18 de julio de 2025, en Estados Unidos, se aprobó y puso en marcha la Ley GENIUS, que cambió todo el juego en el mundo financiero.
Esta ley busca poner reglas claras para las criptomonedas estables, las famosas stablecoins, y dice que los creadores de estas no pueden pagar intereses directos a las personas que las tienen. Pero ojo, sí permite que los intermediarios, como los exchanges y las plataformas que guardan las monedas, sí puedan dar esas recompensas.
Esto desató un buen debate y, como dice el experto Simon Taylor, esta situación tiene bien enojados a los bancos grandes.
La Ley GENIUS dejó una especie de “agujero” en la ley, que permite a los emisores compartir ganancias pero a través de otros, como los exchanges. Los bancos quieren cerrar este huequito, pero ya saben cómo es la historia: de estos enredos nacieron las Fintech.
Por ejemplo, las empresas que hacen stablecoins como Circle, que maneja la USDC, ganan de sus reservas invirtiendo en bonos del Tesoro a más del 4%. Ellos se quedan con una parte y el resto se lo pasan a plataformas como Coinbase, que justo ofrece hasta un 4.1% de rendimiento a los que usan USDC en su plataforma.
Los bancos, a través del Bank Policy Institute, están preocupados porque esta “zona gris” podría tambalear la estabilidad del sistema financiero. En su informe dicen que las reglas se están esquivando fácil y si siguen así, la demanda de stablecoins podría hasta duplicarse. También avisan que si las stablecoins están respaldadas con bonos del Tesoro, los depósitos bancarios se podrían caer hasta un 20%, y si usan depósitos sin seguro, podría desencadenarse una corrida bancaria.
Para estos bancos, las stablecoins los tienen entre la espada y la pared, porque alteran el balance tradicional entre el crédito bancario y el dinero del gobierno. Por eso están armando campaña para acabar con estas recompensas y le están metiendo presión al Congreso.
El jefe legal de Coinbase, Paul Grewal, habló claro y dijo que los bancos quieren revertir la ley GENIUS porque competir con estos productos “que muchas veces están chafas” es complicado. Él dice que las recompensas deben quedarse porque esta ley apenas tiene un mes y ya es oficial.
Simon Taylor compara lo que pasa ahora con la Enmienda Durbin de 2011, que limitó las comisiones por usar tarjetas de débito. Esa ley fue como un laboratorio para la innovación financiera: los bancos grandes perdieron, pero los chicos y las fintech aprovecharon el hueco en la ley para crecer.
Después de Durbin, fintechs como Chime, Cash App y Square se juntaron con bancos pequeños que no tenían esas limitaciones y ofrecían mejores servicios, como adelantar pagos y quitar cargos por sobregiros. Así crecieron los neobancos con su ventaja regulatoria.
Hoy, según Taylor, pasa algo parecido con las stablecoins. Los emisores se enfocan en que todo esté legal y seguro, mientras que los exchanges se encargan de que los usuarios tengan una buena experiencia. Eso hace que cada quien se especialice y cree valor.
Los bancos ven las recompensas como competencia a sus depósitos, pero Taylor dice que en realidad son competencia del efectivo, porque las stablecoins combinan la portabilidad del dinero físico con la tecnología digital: puedes guardarlas, ganar rendimiento, moverlas a cualquier hora y liquidar rápido.
Para Taylor, el sistema bancario no está muerto, solo tiene que cambiar y adaptarse. De hecho, cree que los bancos pueden encontrar nuevas formas de ganar dinero con pagos, cambio de divisas y ser patrocinadores de banco para las stablecoins. Los bancos pequeños podrían ser la base para esto, seguir ganando de sus reservas y mantener su ventaja frente a la ley.
Austin Campbell, CEO de Zero Knowledge, también cree que los bancos pueden competir con las stablecoins, pero el problema es que están muy cargados con muchas funciones. Él dice que debe haber especialización para que unos se concentren en créditos, otros en pagos o tasas.
Campbell piensa que hay que romper la estructura tradicional de los bancos para que puedan pelearle a las stablecoins, porque, aunque las fintech están fuertes, los bancos todavía tienen ventajas que las fintech no, como acceso al crédito y al sistema de tarjetas.
Taylor está de acuerdo en parte y dice que la Enmienda Durbin dio pie a los neobancos y la Ley GENIUS está dando paso a las finanzas integradas con stablecoins. “La historia no se repite, pero rima”, dice.
Juan Blanco Bracamonte, un experto en criptomonedas y CEO de BitData Venezuela, opina que el asunto no es solo un tema de leyes. En entrevista dice que las recompensas que ofrecen plataformas como Coinbase con stablecoins como USDC reflejan algo más grande.
Sí, hay una zona gris legal, pero también una transformación porque los usuarios ahora quieren rendimiento rápido, transparencia y dinero disponible al instante.
Antes solo los bancos daban intereses, ahora están compitiendo con sistemas descentralizados que funcionan en redes abiertas. Para Bracamonte, la ley GENIUS no es amenaza, sino una ventana para democratizar el acceso a rendimientos financieros.
Recuerda que tanto la Enmienda Durbin como la Ley GENIUS son motores de cambio, haciendo que la banca tenga que reinventarse, ya sea en pagos o en depósitos.
Las stablecoins ya no son solo un método para mover dinero, sino que están cambiando todo el sistema financiero, así que, para sobrevivir, los bancos tienen que adaptarse.
Bracamonte dice que la capacidad de las stablecoins para ofrecer rendimiento y liquidez está poniendo en jaque a las reglas tradicionales y obligando a todos a pensar de nuevo el significado del dinero digital. La Ley GENIUS no es solo una ley, sino el comienzo de una era donde la competencia ya no será entre instituciones, sino entre modelos. El que triunfe no será el más poderoso, sino el que sepa usar su poder.
Al final, lo que está en juego con la Ley GENIUS y las stablecoins es el choque entre la ley y la creación, la tradición y la innovación. Y parece que en el futuro van a tener que convivir y sacar lo mejor de cada uno.
La realidad es que el sistema financiero ya está en otra, y los bancos tienen que ponerse las pilas o se quedarán rezagados. Porque ya saben, el que no corre, vuela.
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