¡Descubre cómo las criptomonedas y las fintech están revolucionando el envío de dinero y volviéndolo más fácil que nunca!

¿Sabías que mandar lana a tu familia del otro lado de la frontera es todo un cotorreo gigante? Eso de enviar dinero, que en el mundo se llama “remesas”, es súper importante porque mantiene a muchas familias y hasta economías enteras en pie. El problema es que, por años, mandar esa feria ha sido un puro lío: te cobran un buen, tardan un chorro y a veces ni sabes si tu billete llegó. Pero ahora, con la llegada de las criptomonedas y las fintech (esas empresas que usan tecnología para hacer la vida más fácil), las cosas están cambiando para bien.

Antes, todo el rollo de enviar dinero pasaba por un montón de chismes, o sea, bancos, agencias y corresponsales que solo hacían que la lana se fuera de a poquito porque cada quien cobraba su tajada. Además, se tardaban un buen y para muchos era complicado hasta abrir una cuenta bancaria, sobre todo si vives lejos de la ciudad. Esa vaina de la burocracia y los costos hacía que muchas personas perdieran una buena parte de lo que mandaban.

Pero ya entraron las fintech al quite. Ahora con apps y plataformas digitales puedes mandar dinero desde tu cel, rápido y sin tener que hacer fila o ir a un banco. Y lo mejor: las comisiones bajaron y los tipos de cambio están más justos. Así más dinero llega a quienes lo necesitan de verdad, sin tanta mordida.

Lo más duro lo están haciendo las criptomonedas y la tecnología blockchain. A diferencia de las fintech que todavía usan bancos y toda la cosa, las cripto funcionan sin intermediarios, de persona a persona, y rapidísimo. Es como mandar un WhatsApp con dinero, sin que nadie se meta a pedir su cacho. Esto está súper padre para la mucha gente que no tiene cuenta bancaria o vive en pueblos lejanos porque sólo con un cel y acceso a internet, ya pueden enviar o recibir dinero desde cualquier parte del mundo.

Además, las monedas estables, que son como una versión calmada del mundo cripto porque se anclan al dólar o algo así, ayudan a que la gente no tenga que andar preocupada porque su lana pierda valor de la noche a la mañana. Esto tiene mucho sentido, especialmente en países donde la inflación está por las nubes.

Obvio, no todo es perfecto. Todavía hay mucha gente que no sabe usar estas tecnologías o no tiene internet. También los gobiernos están pensando cómo controlar eso para que no se use para cosas ilegales, y ahí puede que pongan reglas que compliquen el uso masivo.

Lo chido es que, aunque la tecnología está dando la pauta para que mandar dinero sea más barato y rápido, no se trata solo de eso. Las remesas son más que plata, son el lazo que une a las familias, y la confianza juega un papel bien importante. Por eso, mucha gente aún prefiere métodos informales, como mandar efectivo con conocidos o viajar con la lana en la bolsa, porque es más simple y saben que no les van a fallar.

Entonces, la neta, el verdadero reto es entender que este rollo no es solo de costos o velocidad, sino que tiene que ver con qué tan confiable y accesible sea el sistema para la gente. La tecnología es una buena opción, pero cada quien decide si la quiere usar o no, según su experiencia y costumbre.

Ahí lo tienes, banda, el envío de dinero está cambiando poco a poco, pero todavía falta para que todos estemos en la misma página y sin broncas. Mientras tanto, toca estar al tiro y elegir bien cómo mover la feria.

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