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¡Órale, banda! Les cuento que Kinto, ese token de gobernanza que estaba en la red Kinto, se está yendo para abajo duro y tupido. Su valor cayó más del 80 % después de que soltaran la bomba: su blockchain capa 2 de Ethereum va a cerrar a finales de septiembre, luego de varios tropiezos que no pudieron levantar.
Resulta que Kinto juntó un millón de dólares en deuda pa’ revivir su “exchange modular” después de que en julio alguien le metiera un hackazo bien cabrón y les chorrearon 577 Ether, o sea, como millón y medio de dólares. Pero pues la cosa se puso peor porque el mercado también les jugó en contra y ya no pudieron sacar más lana. Así que, ¿qué hicieron? Decidieron cerrar la changarro para que no se pierda más y tratar de cuidar a la banda que les apoyó.
Los mismos del equipo dijeron que desde julio están chambeando sin pagar y ya se les acabaron las ganas y recursos. La neta, quieren cerrar todo limpio y proteger a los que prestaron su varo o usaron la plataforma.
Lo malo fue que la bronca empezó por una falla en la seguridad del estándar ERC-1967 Proxy, un código que usan muchos en el mundo crypto, y ese bug fue aprovechado por los hackers. No nada más Kinto salió raspado, varios otros proyectos también sintieron el golpe.
Y aunque tiraron toda la culpa al hackeo y la mala racha del mercado, algunos cuates en Twitter se dieron cuenta que Kinto estaba ofreciendo tasas de rendimiento absurdamente altas, como de 130 % anual en USDC, la stablecoin. O sea, eso levantó cejas porque en el mundo DeFi esos números suelen ser como bombas de tiempo.
El proyecto corría sobre Arbitrum y Ethereum, y aparte de las criptos, dejaba comprar y vender acciones tokenizadas de empresas top como Apple, Microsoft y Nvidia. Su idea era juntar lo mejor de los exchanges centralizados (más rápidos) con la seguridad de los descentralizados. Su “exchange modular” prometía eso, pero pues no la hicieron.
Ahora pa’ la jugada final, Kinto dijo que va a mover lo que queda de lana—unos 800,000 dólares que tenían en Uniswap—pa’ repartirla entre los prestamistas que se rifaron y trataron de salvar el barco. Se espera que la banda recupere como el 76 % de lo que pusieron. Además, Ramon Recuero, uno de los fundadores, anda armando una ayuda pa’ los que sufrieron el hackeo, van a recibir mil cien dólares por dirección afectada, y dijo que pondrá más de 130,000 dólares de su bolsillo para echar paro.
También dijeron que van a seguir intentando recuperar lo que se pueda, y si se habla de extra lana que sobrepase lo que perdieron algunos, esa se va a repartir entre la comunidad con ayuda de Snapshot, la plataforma donde suelen votar las organizaciones cripto.
Eso sí, la banda debe sacar su lana antes del 30 de septiembre. Después de esa fecha, si quieren sus activos, tendrán que hacer un trámite con un contrato especial que piensan activar pa’ reclamar.
Por si les late el dato, esta no es la primera vez que Recuero la pasa mal. Antes tuvo otro proyecto llamado Babylon Finance, que también cerró por hackeo en 2022, y duró apenas 6 meses en activo.
Y pues para coronar esta historia triste, el token K, que lanzaron apenas en abril, se desplomó un 81 % y ahora se cotiza en 0.46 dólares, poquito más de un millón en capitalización. No crean que hace mucho, porque en agosto tenían un máximo histórico de casi 15 millones. Esa montaña rusa va a dejar cicatriz.
Así que ya saben, con esto del criptomundo hay que andar con ojito, porque a veces las cosas se ponen bien intensas y los riesgos son reales. Mejor carcacha que rato perdido. ¡Suerte a los que todavía están en la jugada!
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