¡La Eurozona crece, pero tu bolsillo no lo siente! ¿Dónde se esconde el aumento salarial?

En pleno corazón de Europa está pasando algo bien raro con la economía. Aunque las cifras dicen que el comercio está creciendo y en agosto hasta hubo expansión, la gente común no siente que su lana crezca igual. Los mercados están bien optimistas, pero los bolsillos no se animan. ¿Cómo es posible que las empresas anden a todo lo que dan y la gente no vea reflejado eso en su pago?

La cosa no es sencilla y se enreda con muchos factores. Una de las broncas grandes es que Europa no produce tanto como Estados Unidos. La economía gringa sabe cómo sacar más provecho por hora trabajada. No es solo que tengan tecnología chida, sino que sus empresas y trabajos están organizados diferente. Allá se lanzan más al riesgo, invierten en cosas nuevas y avanzan rápido, mientras acá son más reservados y menos aventados.

Otra cosa es que aquí hay mucha chambita de medio tiempo o temporal, que aunque suma a las estadísticas, no da la misma seguridad ni beneficios que un trabajo fijo. Las empresas prefieren esos contratos para agarrar flexibilidad y hacer más lana, pero eso hace que los salarios no suban mucho. Además, los sindicatos no están tan fuertes para negociar mejores sueldos.

Y ni hablemos de la inflación, que es como ese amigo fastidioso que te roba cuando menos ves. Aunque a veces te suben el sueldo, si la vida está cara (la comida, luz, renta), al final no sientes que tienes más varo para gastar. Así es difícil sentir que avanzas, aunque los números digan que la economía crece.

La globalización también mete su cuchara. Europa compite con países donde la gente cobra menos, y las empresas para seguir al tiro, tienen que apretar los salarios. A eso súmale que la tecnología y la inteligencia artificial están cambiando la jugada, reemplazando trabajos sencillos y exigiendo más habilidades. Esto también pone presión en los chavos que buscan chambear.

El Banco Central Europeo ha mantenido las tasas de interés bajitas para que la economía se mueva, pero eso no ha ayudado mucho a que suban los sueldos. Más bien, ha hecho que haya más inversión en finanzas, beneficiando a quienes ya tienen varo, no tanto a la raza que vive del pago semanal o quincenal. Y los gobiernos prefieren gastar en mantener servicios antes que aumentar de volada los salarios.

También hay broncas con los mercados laborales. En Europa no se mueve la gente tan fácil de un país a otro por cosas como el idioma, las reglas y la cultura, mientras que en Estados Unidos la raza se cambia de lugar sin tanto rollo para agarrar un mejor sueldo o chamba. Eso provoca que no se aprovechen bien las oportunidades y que muchos se queden atorados en trabajos que no pagan chido.

Pero no todo es malo. Algunos dicen que esta diferencia entre el crecimiento económico y los sueldos no significa que estemos fregados. Que tal vez el progreso se está usando para invertir en ciencia, tecnología, infraestructura y metas a largo plazo. Tal vez no se ve el billete en el bolsillo al instante, pero esas inversiones podrían hacer que la economía sea más sólida para todos en el futuro. O sea, un sacrificio ahora para tener algo más chido luego.

En resumen, aunque la economía europea pinta que va para arriba, la neta no se siente igual en la vida diaria de la banda. Esto puede ser porque el crecimiento está yendo más a la tecnología y a hacer que la economía sea resistente a largo plazo, en lugar de dar dinero directo a los trabajadores. Es como decidir entre ganas ahorita o armar una base fuerte para el mañana.

El chiste está en entender que aunque la economía se ve bien en las cifras, la realidad de los chavos y las familias no mejora al mismo ritmo. Hay que buscar formas para que el avance se reparta mejor y que no nomás los números le echen porras, sino que todos tengan chance de prosperar y vivir mejor.

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