¡Alerta HBAR! Caída del 7% en medio de una ola de liquidaciones que nadie vio venir

Desde que apareció, Bitcoin se ha vendido como la gran revolución financiera, una moneda para la banda que prometía darle poder a la gente y quitarle el control a los bancos y gobiernos. Esta idea catchy hizo que un chorro de gente le entrara con todo y pusiera su varo en esta nueva forma de moneda digital.
Pero si le ponemos lupa, vemos que esto no es tan nuevo. Parece que aquí también se repite la misma historia de siempre. Hay un rollo que se llama el Efecto Cantillón, que básicamente dice que el dinero nuevo no llega a todos por igual, sino que primero lo reciben unos cuantos y esos son los que más ganan.
Este efecto viene de hace un chorro de años. En la vida normal con dinero de banco, los que están cerquita del manantial de billete nuevo —como los bancos centrales— agarran lo bueno primero y al final los demás nomás ven cómo suben los precios y su dinero vale menos por la inflación.
Ahora, si aplicamos esta idea a Bitcoin, vemos que pasó algo parecido. Al principio, los que estaban clavados con la tecnología, los programadores y los cerebritos que minaban desde antes de que valiera algo, se quedaron con montones de Bitcoins casi regalados. Luego, cuando Bitcoin empezó a ser famoso y su precio se disparó, esos primeros ya estaban nadando en lana digital.
Después, con todo ese boom, llegaron los grandes peces: inversionistas, empresas y fondos que metieron billete pesado para comprar y hacer que el precio subiera todavía más. Esto no solo hizo que Bitcoin sea visto como algo serio para invertir, sino que también lo volvió un juguete de ricos, más que un instrumento para la raza común. Estos grandes jugadores, igual que los primeros, están en la cima de la cadena, jalando toda la lana para ellos.
Mientras tanto, la gente normal que se entera del Bitcoin por las redes o las noticias llega tarde al partido. Compra a precios altos y muchas veces sin saber bien en qué se está metiendo, arriesgándose porque ya no están en el rollo de crear riqueza, sino en tratar de pescar ganancias viendo el precio subir y bajar. En pocas palabras, ya no es la oportunidad para hacerse rico fácil, sino más bien una apuesta peligrosa para no quedarse fuera.
Este rollo del Efecto Cantillón en Bitcoin muestra que la lana está concentrada en pocas manos, y que la mayoría del público revienta en entrar cuando el juego está más arriesgado y menos rentable. La promesa de una revolución que le sirva a todos por igual se ve medio chueca. En lugar de repartir la riqueza, lo que hizo Bitcoin fue pasársela a los que llegaron primero y a los que tienen lana para meter.
Pero ojo, que aunque parezca que esta concentración está cañona, hay un lado interesante. De cierta forma, esta dinámica es parte del proceso para que Bitcoin se adopte de verdad. Aunque los de arriba tengan mucho Bitcoin, eso no significa que controlan todo.
A diferencia del dinero de siempre, donde los bancos pueden mover el chorro de billete a su antojo, Bitcoin corre en una red que nadie puede cambiar solo porque tenga muchas monedas. La red está protegida por miles de computadoras y mineros en todo el mundo, así que no hay control centralizado. Tener mucho Bitcoin no es lo mismo que mandar en la red. Un grupo con montones de monedas no tiene el poder que tienen los bancos centrales con el dinero tradicional.
Además, el mercado de Bitcoin está vivo. Con el tiempo, los grandes que tienen mucho pueden vender poco a poco, y eso ayuda a que la riqueza se vaya moviendo. Cada venta, cada intercambio hace que la lana no esté tan amontonada. Los que llegan después todavía tienen chance de participar en algo descentralizado y global, fuera de las estructuras tradicionales de poder.
Así que este Efecto Cantillón en Bitcoin podría ser algo temporal, necesario para que la moneda agarre fuerza y se legitime. La verdadera chulada de Bitcoin no está en repartir la lana desde el principio, sino en crear un sistema financiero que al final nadie pueda controlar, ni siquiera los que se hicieron ricos temprano.
Aviso: Lo que aquí se dice es solo para que te enteres, no es consejo para que te lances a invertir. Siempre investiga bien antes de mover tu varo, porque en esto hay riesgo.
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